Los ositos y su amistad con el espantapájaros

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Los ositos y su amistad con el espantapájaros
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Los ositos y su amistad con el espantapájaros. Érase una vez en un hermoso campo, un grupo de ositos jugaban alegremente mientras el sol brillaba en lo alto del cielo. Pero, no todo era diversión y juegos. Los ositos tenían un gran problema. Cada vez que una fruta del árbol caía al suelo, los pájaros se la comían antes de que pudieran llegar hasta ella. Los ositos se sentían tristes porque no podían disfrutar de la deliciosa fruta que el árbol les brindaba.

Un día, mientras los ositos pensaban en una forma de solucionar su problema, apareció un espantapájaros. Estaba parado en medio del campo, con su sombrero desgastado y su ropa rota. Los ositos se asustaron al principio, pero luego se dieron cuenta de que era inofensivo.

– Hola ositos -dijo el espantapájaros con una sonrisa-. ¿Por qué tienen esa carita triste?

– ¡Es que los pájaros se nos comen todas las frutas del árbol! -respondió uno de los/ositas.

– ¡Vaya! -exclamó el espantapájaros-. Pues no hay problema, yo resolveré su problema.

Los ositos no sabían cómo un simple espantapájaros podría ayudarles, pero estaban dispuestos a escuchar su idea.

– Necesitamos algo brillante y ruidoso que haga que los pájaros se alejen -dijo el espantapájaros-. y … Tegno una idea.

El espantapájaros caminó hacia el bosque y buscó entre las ramas de los árboles hasta encontrar una hoja de aluminio y una campana vieja. Después, regresó al campo y les mostró a los ositos su descubrimiento.

– ¡Oh! -exclamaron de manera increíble los/ositas.

El espantapájaros agarró la campana vieja y la colgó del árbol. Luego, cogió la hoja de aluminio, la cortó en pequeños trozos y los pegó en las ramas del árbol. Los ositos observaron atentamente mientras el espantapájaros trabajaba. Finalmente, el árbol quedó lleno de trozos brillantes y la campana colgaba en su cima.

– Ahora, cuando los pájaros se acerquen, la campana sonará y los trozos brillantes parpadearán. Los pájaros se asustarán y se irán volando muy lejos.

Los ositos se emocionaron mucho con la idea del espantapájaros.

– ¡Muchas gracias, espantapájaros! -dijeron los/ositas mientras saltaban de alegría.

Desde ese día, los ositos no tuvieron más problemas para disfrutar de la deliciosa fruta del árbol. Los pájaros se asustaban con los destellos de los trozos de aluminio y el sonido de la campana. Los ositos le estaban muy agradecidos al espantapájaros por su ayuda, y lo invitaron a quedarse a vivir con ellos en el campo.

El espantapájaros aceptó encantando la oferta de los-ositas- y se convirtió en el nuevo amigo de losositos. Juntos, pasaban las mañanas jugando en el campo y después compartían una deliciosa fruta juntos. Todo era perfecto. Los ositos tenían nueva frutas y un gran amigo que cuidaba de ellos.

Sin embargo, una noche de un invierno largo y frío, una tormenta azotó el campo. El viento soplaba fuerte y la lluvia caía sin cesar. De repente, un rayo cayó del cielo e iluminó el campo. Los ositos temblaron de miedo y se acurrucaron en una esquina del campo. El espantapájaros estaba en el medio del campo, de pie y sin moverse. Los ositos estaban preocupados por su amigo y temían lo peor.

Cuando terminó la tormenta, los ositos salieron a buscar al espantapájaros. Lo encontraron en medio del campo, pero esta vez, no parecía su mismo de siempre. Su sombrero estaba roto y sus brazos estaban caídos hacia el suelo.

– Espantapájaros, ¿estás bien? -preguntaron los ositos preocupados.

– Es hora de decir adiós, amigos -respondió tristemente el espantapájaros.

– ¿Cómo adiós? -preguntaron los ositos confundidos.

– Lo siento chicos, pero no sobreviví la tormenta -dijo el espantapájaros-. Estoy roto y no puedo seguir más aquí.

Los ositos echaron a llorar cuando escucharon la triste noticia.

– ¡Pero te queremos, querido amigo! -dijeron los ositos, mientras se abrazaban al espantapájaros.

– Lo sé, pequeños amigos, pero mi tarea aquí ya está cumplida. Ahora, es hora de decir adiós.

Los ositos no querían separarse de su querido amigo, pero sabían que era lo correcto. Con lágrimas en los ojos, se despidieron del espantapájaros. Lo llevaron a un lugar especial en medio del campo y le construyeron un hermoso monumento en honor a su amistad.

A pesar de que el espantapájaros se había ido, sus recuerdos nunca serían olvidados por los ositos. Siempre recordarían su amistad y los buenos momentos que pasaron juntos. Y cada vez que los ositos comían una fruta del árbol, sonreían y miraban hacia el cielo en honor a su amigo y protector, el espantapájaros.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Los ositos y su amistad con el espantapájaros
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