Los ositos y la fiesta en el bosque. Érase una vez en el bosque de los ositos, todos los animales estaban muy emocionados porque se acercaba la gran fiesta anual. Todos querían asistir, así que se pusieron manos a la obra para preparar todo lo necesario.
Los ositos, los conejitos y los cervatillos decidieron hacer una gran carrera juntos para llegar al lugar de la fiesta, que era un claro en el centro del bosque. Los ositos eran los que más esperaban la fiesta, porque sabían que podrían bailar y comer su comida favorita: la miel.
En el bosque, también había un zorro que tenía miedo de asistir a la fiesta, ya que él solía ser el único que no era invitado. El zorro se sentía muy triste y aislado, así que decidió que tenía que hacer algo para cambiar su suerte.
El zorro se acercó a los ositos y les preguntó si podía ir a su fiesta. Los ositos se miraron entre ellos, ya que no estaban seguros de si podían confiar en el zorro. Después de una breve discusión, los ositos decidieron darle al zorro una oportunidad.
El día de la fiesta, los animales comenzaron a reunirse en el claro en el bosque. Los ositos estaban ocupados bailando mientras los conejitos y los cervatillos disfrutaban de las deliciosas zanahorias y hojas. El zorro estaba sentado solo en un tronco cerca de la fiesta, observando todo lo que sucedía. Los ositos notaron al zorro sentado solo y sintieron pena por él. Entonces, fueron a su encuentro y lo invitaron a unirse a la fiesta.
El zorro agradecido aceptó la oferta y se unió a los ositos. No se unió a la pista de baile de inmediato, pero con el tiempo comenzó a mover sus patas y a bailar con los demás animales. Todos estaban muy felices de tener al zorro con ellos.
Mientras disfrutaban de una deliciosa miel, los ositos comenzaron a contar historias divertidas. Uno de los ositos contó la historia sobre cómo se hizo amigo de un abejorro, otro habló de la vez que escaló un árbol gigante para encontrar tréboles de cuatro hojas, y otro aún contó la historia de cómo enseñó a su hermana menor a pescar.
Mientras los animales escuchaban estas historias, el zorro comenzó a pensar en su propia historia. Se dio cuenta de que no tenía ninguna historia para compartir porque siempre se había mantenido alejado de los demás. Los ositos se dieron cuenta de que el zorro estaba triste, así que lo animaron a que contara su propia historia.
El zorro comenzó a hablar sobre cómo se sintió aislado desde que era joven. Él explicó cómo no se llevaba muy bien con su familia y cómo nunca fue aceptado por los demás animales en el bosque. Los ositos escucharon atentamente, y luego comenzaron a contarle algunas de las veces en que ellos también se habían sentido solos.
Después de que hablaran, el zorro se sintió mucho mejor. Los ositos lo aceptaron como uno de los suyos, y él se dio cuenta de que no estaba solo. A partir de ese día, el zorro se convirtió en un habitual de las fiestas en el bosque y los ositos y los demás animales lo incluyeron en todas las actividades.
La fiesta llegó a su fin justo cuando el sol se estaba poniendo en el bosque. Los animales se fueron cansados pero satisfechos después de haber compartido una noche llena de diversión y risas. El zorro se fue con el corazón lleno de alegría y gratitud por haber encontrado una nueva familia en el bosque.
Desde entonces, los ositos organizaron una fiesta anual en el claro en el bosque, y el zorro siempre fue un invitado de honor. La amistad entre los ositos y el zorro perduró y se convirtió en una historia que todos los animales del bosque contaron. La cosa más importante era que todos eran amigos y aprendieron a aceptarse unos a otros tal como eran.