Los Lobeznos y la Ciudad Perdida

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Los Lobeznos y la Ciudad Perdida
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Los Lobeznos y la Ciudad Perdida. Érase una vez, en un bosque muy lejano, vivía una manada de lobos. Ellos eran muy felices y se divertían cazando y jugando juntos. Pero un día, uno de los lobeznos encontró un mapa y, al explorarlo, descubrió que había una ciudad perdida. Sin pensarlo dos veces, decidió compartir su hallazgo con sus hermanos de manada.

La manada de lobeznos se dio a la tarea de encontrar la ciudad perdida. Buscaron por todo el bosque y finalmente encontraron una entrada detrás de una cascada. Los lobeznos se adentraron en la cueva y, después de caminar durante horas, llegaron a la ciudad perdida.

La ciudad parecía estar abandonada desde hacía mucho tiempo, pero los lobeznos no se detuvieron. Empezaron a explorar el lugar y descubrieron muchas cosas interesantes. En una de las casas encontraron utensilios de cocina, en otra ropa antigua y, en la plaza principal, encontraron una fuente con un agua cristalina.

Los lobeznos se sintieron muy emocionados al encontrar la fuente, ya que la habían estado buscando durante mucho tiempo. Se acercaron cuidadosamente a beber el agua, pero de pronto, una voz les habló desde la nada.

– ¿Qué hacen aquí, pequeños lobeznos? – preguntó la voz.

Los lobeznos se miraron entre sí, asustados. No sabían de dónde provenía la voz, pero decidieron responder.

– Somos una manada de lobos que ha venido a explorar esta ciudad perdida – dijo uno de ellos.

La voz respondió:

– Esta ciudad fue abandonada hace muchos años por los humanos. El agua de esta fuente es mágica y ha mantenido el lugar en pie. Pero también es muy peligrosa si no se usa con prudencia.

Los lobeznos se preguntaron por qué el agua era peligrosa, pero antes de que pudieran preguntar, la voz habló de nuevo.

– Si bebes demasiada agua de esta fuente, te volverás invisible. Y si bebes demasiado, desaparecerás para siempre.

Los lobeznos se sintieron muy asustados al escuchar esto. Sabían que no podían beber demasiado, pero al mismo tiempo, estaban fascinados por la idea de volverse invisibles.

Decidieron beber un poco del agua, pero no demasiado. Cuando lo hicieron, notaron que sus patas y su cola empezaron a desvanecerse.

– ¡Guau! – exclamó uno de los lobeznos. – ¡Soy invisible!

Los demás lobeznos se sorprendieron al ver que su hermano era invisible, y decidieron probar ellos también. Pronto, todos los lobeznos se volvieron invisibles.

Emocionados por su nuevo poder, los lobeznos decidieron jugar al «escondite». Este era un juego que siempre habían querido jugar, pero que no podían hacer antes porque los humanos y otros animales podían verlos.

Los lobeznos se divirtieron durante horas jugando al «escondite». Pero eventualmente, empezaron a preocuparse. ¿Y si bebieron demasiado del agua mágica y desaparecieron para siempre?

Decidieron que era hora de detener el juego y volver a su hogar. Empezaron a buscar la salida de la ciudad perdida, pero pronto se dieron cuenta de que no podían encontrarla.

En su juego de «escondite», habían olvidado marcar la ubicación de la entrada. Ahora estaban perdidos en la ciudad.

Los lobeznos empezaron a sentirse muy nerviosos. Sabían que debían salir de la ciudad antes de que fuera demasiado tarde. Pero ¿cómo lo harían?

Fue entonces cuando escucharon un leve ladrido. Al escucharlo, supieron que era su madre. Los lobeznos se sintieron aliviados al escuchar el sonido de su madre y corrieron hacia ella.

Cuando llegaron a su madre, ella se sorprendió al ver que eran invisibles. Sabía que habían encontrado la fuente mágica de la ciudad perdida y les dijo que ella también había bebido de esa agua cuando era joven.

Les explicó que había bebido demasiado del agua mágica y que había desaparecido por un tiempo. Pero que luego volvió a aparecer.

Después de escuchar la historia de su madre, los lobeznos siguieron sus instrucciones para salir de la ciudad perdida y no beber más del agua mágica.

Finalmente, la manada de lobos regresó a su hogar. Había sido una aventura emocionante, pero ahora sabían que debían tener cuidado con el agua mágica de la ciudad perdida.

Los lobeznos aprendieron una valiosa lección sobre la prudencia y la importancia de prestar atención a su entorno. Desde entonces, nunca volverían a jugar con la magia de la ciudad perdida sin el cuidado y la supervisión de su manada y su madre.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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