Los Lobeznos y el Arcoíris Mágico

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Los Lobeznos y el Arcoíris Mágico
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Los Lobeznos y el Arcoíris Mágico. Érase una vez en un bosque encantado, habitado por criaturas mágicas y seres fantásticos, vivían tres lobeznos llamados Hansel, Gretel y Charlie. Eran hermanos y siempre andaban juntos por el bosque en busca de aventuras y juegos.

Una tarde, los lobeznos jugaban en un claro del bosque cuando de repente, un arcoíris apareció en el cielo. Suave y delicado, el arcoíris brilla con intensidad y los lobeznos no podían dejar de mirarlo. De repente, Hansel tuvo una idea y dijo:

-¡Vamos a perseguir el arcoíris! –gritó Hansel emocionado.

Los demás lobeznos se animaron y partieron a correr tras el arcoíris. Durante la carrera, se encontraron con hadas, trolls y unicornios, todos admirados por su coraje y determinación.

Tras una larga carrera, llegaron a un hermoso prado lleno de flores de colores, donde el arcoíris parecía empezar y terminar. Los lobeznos se emocionaron al ver al arcoíris tan cerca y pensaron que podrían atraparlo y llevárselo a casa.

Pero entonces, apareció una gran nube negra y un poderoso hechicero emergió de ella. El hechicero se rió malvadamente al ver a los lobeznos y les dijo con su voz ronca y malvada:

-¿Qué hacen aquí, pequeños lobeznos? Este arcoíris es mío y nadie se lo llevará.

Los lobeznos temblaron de miedo, pero Hansel no se rindió y desafió al hechicero:

-¿Por qué? ¿Por qué el arcoíris es tuyo?

El hechicero se detuvo y, tras un momento de reflexión, explicó:

-El arcoíris es mágico y está hecho de los colores de la felicidad, la alegría y la esperanza. Son colores que deben ser compartidos y difundidos en todo el mundo. Si alguien lo apresa, su magia desaparece y el mundo pierde su color. Por eso, el arcoíris es mío y de todos los seres que aman la vida.

Hansel, Gretel y Charlie se sintieron alegres al escuchar al hechicero y se dieron cuenta de que su error podía haber sido fatal para todos.

-Lo siento mucho –dijo Hansel con tristeza- no sabíamos que el arcoíris era tan especial.

El hechicero se deshizo de su apariencia malvada y sonrió a los lobeznos.

-No importa –dijo- todo el mundo comete errores. Pero es importante aprender de ellos. Vayan, mis amigos, y compartan la felicidad que el arcoíris trae al mundo.

Los lobeznos se fueron felices del prado y corrieron hacia su hogar, con el sol en la espalda y el arcoíris a su alrededor, al brillar sus colores en todo el bosque mágico. Felices y agradecidos por haber aprendido una lección valiosa.

Desde ese día en adelante, los lobeznos siempre vieron el arcoíris de una manera diferente. Sabían que, aunque era hermoso y cautivador, era un regalo, compartido por todo el mundo. Y aprender a disfrutar de él juntos, con amor, era lo que hacía realmente especial su belleza y su colorido.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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