Los Buhitos y la Montaña de los Susurros

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Los Buhitos y la Montaña de los Susurros
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Los Buhitos y la Montaña de los Susurros. Érase una vez en el bosque de los Buhitos, una montaña misteriosa llamada la Montaña de los Susurros. Los Buhitos eran una especie de búhos pequeños, muy inteligentes y curiosos. Siempre estaban buscando aventuras y descubrimientos nuevos. Un día, un grupo de Buhitos decidieron explorar la Montaña de los Susurros, un lugar del que se habían escuchado muchas historias, pero del que nadie sabía realmente qué había en su interior.

Los Buhitos volaron a la montaña en un día cálido y soleado. Al principio, todo parecía tranquilo. Pero al llegar al pie de la montaña, todo cambió. Se dieron cuenta de que el viento soplaba fuerte y que el bosque estaba en silencio absoluto. Cruzaron un río y vieron una cueva que se adentraba en las profundidades de la montaña. Decidieron aventurarse para ver qué había dentro.

Mientras avanzaban, el interior de la cueva se hacía cada vez más oscuro. Los Buhitos sacaron sus linternas para poder ver. Pronto, se dieron cuenta de que la cueva se dividía en dos caminos. No sabían cuál tomar, así que decidieron separarse. Uno de los grupos decidió tomar el camino derecho, mientras que los otros tomaron el camino izquierdo.

El grupo que tomó el camino derecho encontró algo muy extraño. Una habitación con paredes de cristal, y dentro de ella, plantas raras y extrañas que nunca habían visto antes. Las plantas parecían moverse lentamente, sin que nadie las tocara. Los Buhitos se acercaron a la habitación y tuvieron la sensación de que algo mágico estaba sucediendo allí. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que las plantas estaban hablando entre ellas en un idioma que ellos no podían entender. Una de las plantas cobró vida y les habló en español. «¡Bienvenidos! Habéis llegado a la Montaña de los Susurros, el lugar donde todas las plantas del mundo crecen juntas. Nosotros somos las plantas que crecen en cuevas y sombras. Gracias por venir a visitarnos».

Después de que las plantas se presentaran, los Buhitos se sintieron muy emocionados. Nunca habían imaginado que podrían ver algo tan mágico en su vida. El grupo pasó muchas horas allí viendo las plantas y hablando con ellas. Aprendieron mucho sobre cómo crecen y se mantienen sanas.

Mientras tanto, en el camino izquierdo, el grupo de Buhitos encontró una cueva llena de cristales brillantes. Los cristales parecían tener energía y luz propia. Los Buhitos se mantuvieron alejados, pero enseguida se sintieron atraídos por la luz. Cuando se acercaron a los cristales, vieron algo muy extraño. Los cristales reflejaban imágenes de las cosas que más amaban en el mundo. Para cada Buhito, era algo diferente. Algunos vieron imágenes de sus amigos y familias, mientras que otros vieron cosas que nunca habían visto antes.

Los Buhitos se quedaron juntos en la cueva, mirando los cristales durante horas. De repente, uno de los cristales empezó a hablar. «¡Bienvenidos, pequeños amigos! Aquí en la Montaña de los Susurros, todos los deseos se hacen realidad. ¿Qué es lo que queréis ver, hacer o tener?».

Los Buhitos no podían creer que los cristales hablaran. Estaban emocionados y un poco nerviosos al mismo tiempo. Respondieron al cristal, diciéndole lo que más deseaban en ese momento.

De repente, todas las imágenes que habían visto en los cristales se convirtieron en realidad. Los Buhitos vieron a sus amigos y familias aparecer de la nada. También vieron flores, chocolates y juguetes aparecer frente a ellos. Estaban muy felices y agradecidos.

Cuando los dos grupos se encontraron de nuevo, se dieron cuenta de que habían vivido dos aventuras muy diferentes. Pero ambos grupos habían encontrado algo especial en la Montaña de los Susurros: en una aventura habían encontrado magia, y en la otra, habían cumplido sus deseos más queridos.

Los Buhitos volvieron a casa con una lección importante en su corazón: nunca se sabe qué tesoro se encuentra detrás de cada montaña o de cada experiencia. La Montaña de los Susurros les había enseñado a creer en la magia y que, con un poco de valentía y curiosidad, cualquier cosa puede ser posible.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Los Buhitos y la Montaña de los Susurros
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