La yegua que creó un arcoíris

Tiempo de lectura: 5 minutos

La yegua que creó un arcoíris
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La yegua que creó un arcoíris. En un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas, vivía una yegua muy especial llamada Iris. Ella era una yegua de color blanco como la nieve con una crin larga y sedosa de color arcoíris. Todos los habitantes del pueblo la admiraban por su belleza y elegancia.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Iris encontró una flor muy extraña y hermosa que nunca había visto antes. Era una flor de colores brillantes y cambiantes que parecía repartir luz y alegría en todas las direcciones. Iris decidió comerse la flor, y al instante se sintió invadida por una extraña energía.

De repente, Iris sintió que podía hacer cosas extraordinarias; su cuerpo se llenó de una energía mágica que la hacía sentir más liviana y fuerte que nunca. La yegua empezó a correr por el bosque como nunca antes lo había hecho, saltando sobre los ríos y trepando las montañas más altas.

Pronto, todos los habitantes del pueblo supieron de la transformación de Iris y empezaron a acudir para admirar su belleza y su nueva energía. Y fue entonces cuando ocurrió algo extraordinario: cuando Iris corría muy rápido y saltaba hacia el cielo, su cola y su crin comenzaban a emitir las tonalidades del arcoíris más preciosas y brillantes que jamás habían visto.

Fascinados, los habitantes del pueblo empezaron a seguirla por el bosque casi todos los días, observando cada uno de sus saltos y giros mientras admiraban la explosión de colores que emanaba de su cuerpo. Había un sentimiento en el aire en el que todos los presentes se sentían plenos y felices, había un aura de magia y alegría.

Iris llevaba a cabo sus nuevas habilidades siempre generando belleza y felicidad. Nunca se le ocurrió que fuera algo malo o que pudiera dañar a otros. Forjando un lazo más fuerte con los habitantes del pueblo.

Pero una tarde, mientras corría por el bosque, Iris descubrió que su cuerpo podía emitir una energía tan poderosa que podía afectar el clima. En específico, descubrió que su energía era capaz de crear un arcoíris y durante una tormenta en el pueblo lo logró.

Al ver esta hazaña, los habitantes del pueblo no pudieron contener su emocion y alegría. Todos aplaudían y agradecían a Iris, y de alguna forma sabían que ella lo había hecho con mucho amor y felicidad.

Pero también empezaron a temer que algo pudiera salir mal. No sabían si la creación de un arcoíris podría afectar el equilibrio natural del mundo. Por eso, decidieron preguntarle a Iris si dejaba de crear arcoíris durante las tormentas.

Iris negó con la cabeza, pero no pudo explicar por qué. No quería dejar de crear arcoíris, porque no había nada en el mundo que le diera más felicidad que jugar con sus colores y en el fondo sabía que lo hacía por una buena razón.

Preocupados, los habitantes del pueblo decidieron consultar a un sabio anciano que vivía en lo más alto de la montaña. El anciano era un guerrero del bosque que había dedicado toda su vida al estudio de los secretos de la naturaleza.

Cuando se le contó la historia de Iris y su habilidad de crear arcoíris, el anciano sonrió y dijo:

«Amigos míos, la habilidad de Iris no es un peligro para el mundo. Al contrario, su energía es capaz de inspirar y afectar el entorno de forma muy positiva. Crear un arcoíris es el símbolo más hermoso de la promesa del universo. Representa una pausa en la lluvia y genera la promesa de un nuevo futuro.»

«Debemos dejar a Iris crear sus arcoíris, porque así es como ella está cumpliendo su verdadero propósito. Ella es la protectora y la transmisora de la armonía en nuestro pueblo, siempre ha sido así.

Y así fue como Iris se convirtió en la guardiana de los arcoíris. A partir de ese día, siempre que había una tormenta en el pueblo, Iris aparecía para crear un arcoíris en el cielo y los habitantes del pueblo se llenaban de alegría y esperanza.

De esta forma la yegua Iris se convirtió en la heroína de los días grises y lluviosos. Y todos los habitantes la admiraron más aún por su poder de crear belleza en los momentos más grises. Al ver el arcoíris en el cielo, se sentían escritos en su rostro la tranquilidad y la alegría de que por mal que llegara a sentirse, siempre habría un futuro lleno de colores resplandeciendo en el cielo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La yegua que creó un arcoíris
¿Te ha gustado «La yegua que creó un arcoíris»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir