La tortuga y la liebre

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La tortuga y la liebre
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La tortuga y la liebre. Érase una vez en el bosque, una liebre muy presumida que siempre se jactaba de su velocidad. Todos los animales del bosque la admiraban y la respetaban, pero la tortuga se sentía un poco triste. Ella también quería ser rápida, pero sus patas pequeñas no le permitían moverse con velocidad.

Un día, la liebre, en su arrogancia, se burló de la tortuga delante de todos los animales del bosque y le propuso una carrera. La tortuga aceptó el desafío, aunque sabía que era una misión difícil. Todo el bosque esperaba ansioso al momento de la carrera.

La liebre, confiada en su velocidad, se desvía del camino para comer zanahorias, ya que las apreciaba mucho. La tortuga seguía con su paso lento pero constante, no se desviaba del camino.

Cuando la liebre se da cuenta de que la tortuga está muy cerca, sale corriendo con todas sus fuerzas para alcanzarla. Pero la tortuga seguía avanzando paso a paso, sin desviar su camino. La liebre trató de hacer zancadillas y barrerle el camino, pero la tortuga nunca perdió su equilibrio. De repente, la liebre escuchó una voz detrás de ella y se volvió. Era la tortuga que ya había alcanzado la línea de meta.

La liebre quedó sorprendida y con la boca abierta. No podía creer que había perdido la carrera contra la tortuga. Finalmente, ella se acercó a la tortuga y le dijo:

– Te pido disculpas. Me comporté mal contigo. Pensé que la velocidad era lo más importante, pero gracias a ti me di cuenta de que la constancia y la determinación son fundamentales para alcanzar una meta.

La tortuga sonrió y le respondió amablemente:

– No hay problema, amiga liebre. La velocidad puede ser importante, pero lo más essencial es mantener la calma, estar enfocado en el objetivo y nunca abandonar. De esta manera, todos podemos llegar a la meta que nos hayamos propuesto.

Las dos amigas, contentas y satisfechas, se despidieron y se fueron cada una por su lado. A partir de ese día, la liebre dejó de ser arrogante y presumida, y empezó a valorar y respetar a los demás animales del bosque, especialmente a la tortuga, quien siempre fue un gran ejemplo de paciencia, perseverancia y coraje.

Y así, el bosque se llenó de una nueva energía. Todos los animales aprendieron la lección que la tortuga y la liebre les habían enseñado y todos empezaron a trabajar juntos para ayudarse mutuamente y alcanzar sus objetivos de manera amigable y solidaria.

Desde entonces, la liebre y la tortuga se convirtieron en las mejores amigas y querían demostrar al bosque que la palabra empatía es muy importante en las relaciones humanas. Juntos, iban a pasear y a visitar a aquellos que lo necesitaban en el bosque, repartiendo alimentos y cariño.

Y así, el bosque se transformó en un espacio más justo, más igualitario y solidario, gracias a la empatía y la compasión que demostraron la tortuga y la liebre. Todos los animales del bosque aprendieron a valorar y respetar las diferencias y a trabajar juntos para el bien común.

Y a partir de ese momento, la tortuga y la liebre se convirtieron en un gran ejemplo para todos los niños del mundo y les enseñaron la importancia de la empatía en las relaciones humanas. Una lección muy valiosa para que desde la niñez se valore la bondad y la empatía por encima de cualquier otra cosa.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La tortuga y la liebre
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