La Sirena del Valle de las Estrellas del Mar Ocultas. Érase una vez en el fondo del océano, una hermosa sirena llamada Luna que vivía en el Valle de las Estrellas del Mar Ocultas. El lugar era espectacular, lleno de corales multicolores, algas y muchas criaturas marinas.
Un día, mientras nadaba por el valle, Luna encontró un cofre dorado que había sido arrastrado por la corriente. La sirena abrió el cofre y descubrió un mapa del tesoro que parecía indicar un lugar sorprendente en el fondo del mar.
Luna sintió que debía mostrar el mapa a su amiga, la tortuga Marina, quien era muy sabia. Marina analizó el mapa y, después de unos minutos, dijo: «Luna, este mapa indica que hay un tesoro escondido en una cueva en las profundidades del mar. Pero debes tener cuidado, los peligros acechan en cada rincón y debes estar atenta».
Luna decidió seguir el mapa para encontrar el tesoro. Entonces, comenzó su aventura en busca de la cueva. Nadó durante horas y se encontró con criaturas extrañas, pero ella no se detenía. Sabía que el tesoro se encontraba muy cerca.
Finalmente, llegó a la entrada de la cueva. Una vez dentro, vio que había muchos pasillos y bifurcaciones, pero ella siguió el mapa y finalmente encontró un cofre de oro en el fondo de una pequeña laguna en la cueva.
Luna abrió el cofre con cuidado y vio que había una joya extraña. Era más hermosa que cualquier cosa que hubiera visto antes. La joya brillaba en la oscuridad y cambiaba de color según el ángulo en el que la mirabas.
De repente, un enorme tiburón apareció detrás de ella y la amenazó con sus afilados dientes. Luna no podía escapar del tiburón, así que decidió que debía luchar.
Luna sacó la joya de su cofre y la sostuvo delante de sí misma. La joya comenzó a brillar y a brillar, emitiendo un destello deslumbrante que cegó al tiburón. El poder de la joya fue tan fuerte que asustó al tiburón y lo hizo retroceder.
Luna se dio cuenta en ese momento de que la joya era mucho más valiosa que cualquier tesoro. La había protegido del peligro y eso era más valioso que cualquier cosa.
Decidió que la joya debía quedarse en el cofre dorado y que debía devolver todo lo que había encontrado en la cueva. Luna decidió que regalaría el cofre a su amiga Marina para mostrarle su amor y cariño.
Cuando Luna regresó al Valle de las Estrellas del Mar Ocultas, la tortuga Marina estaba esperando su llegada. Luna le contó todo sobre su aventura y le entregó el cofre.
Marina abrió el cofre y vio la joya extraña. Después de mirarla durante mucho tiempo, dijo: «Luna, esta joya es demasiado valiosa para ser desperdiciada aquí en el fondo del mar. Deberíamos llevarla a la superficie y mostrarla al mundo».
Juntas, Luna y Marina llevaron la joya a la superficie. Cuando el sol brillaba sobre la joya, brillaba más y más, creando una luz cegadora que iluminaba todo el paisaje.
Todas las criaturas marinas se reunieron alrededor de Luna y Marina, asombrados por la belleza de la joya. Los humanos, incluso aquellos que nunca habían visto el mar, escucharon hablar de la joya y todos querían verla.
La joya se mantuvo a salvo, guardada en un cofre que se convirtió en la curiosidad más grande del mundo. El Valle de las Estrellas del Mar Ocultas se convirtió en un lugar famoso y las sirenas, incluyendo a Luna, se hicieron populares en todo el mundo.
Luna se dio cuenta de que, aunque la joya era muy valiosa, era su amistad con Marina lo que realmente importaba. La amistad entre las dos era más valiosa que cualquier tesoro.
Y así, Luna y Marina vivieron felices para siempre, viajando de vez en cuando fuera del mar para mostrar la joya al mundo. Pero siempre regresaban a su hogar en el fondo del océano, donde la verdadera belleza y la verdadera amistad se encuentran.