La Sirena del Mar de los Secretos

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La Sirena del Mar de los Secretos
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La Sirena del Mar de los Secretos. Érase una vez en un lugar muy lejano, donde el mar era cristalino y de un color turquesa que deslumbraba a cualquiera que lo contemplara, vivía una hermosa sirena llamada Clara en el Mar de los Secretos. Clara se pasaba todo el día explorando los arrecifes de corales, las cuevas y los canales submarinos. Conocía todos los rincones del mar y lo que más le gustaba era descubrir cosas nuevas que no había visto antes. Pero siempre tenía una duda que le rondaba por la cabeza: ¿Había algo más allá del Mar de los Secretos?

Así que un día, Clara decidió lanzarse a la aventura y recorrer el mar de cabo a rabo para descubrir lo que había más allá. Armada con su curiosidad, su valentía y su hermosa cola dorada, se puso en marcha. Pronto se encontró rodeada de criaturas marinas desconocidas para ella: medusas gigantes, tiburones feroces, peces de colores brillantes y algas gigantes. Pero no tenía miedo. Clara era una sirena valiente y sabía cómo defenderse.

Siguió nadando hacia el fondo del mar en busca de algo nuevo y fascinante, y finalmente encontró la entrada a una cueva. Al mirar adentro, Clara no pudo resistirse y decidió explorarla. La oscuridad era total al principio, pero a medida que avanzaba, la luz del sol se filtraba por la abertura en el techo de la cueva, haciendo que las rocas parecieran de oro puro.

Mientras avanzaba a través de la cueva, Clara se encontró con un esqueleto humano con una gran cofia de oro encima de la cabeza. Se sorprendió y aterrorizó de repente, pero se obligó a seguir adelante y continuar explorando. Llegó a una estancia con una mesa de roble tallada a mano, una gran silla, una araña de cristal, y una serie de estantes de madera llenos de libros.

Clara nunca había visto un lugar tan fascinante, y comenzó a inspeccionar los libros. Había libros de todas formas y tamaños. Algunos eran finísimos, mientras que otros eran enormes y cubiertos de polvo. Cuando Clara comenzó a hojear uno, de repente la habitación empezó a oscilar y girar. Clara no sabía lo que estaba sucediendo y se asustó, pero de repente se encontró en otra ciudad, en lo que parecía una casa llena de gente.

Pero no era una ciudad cualquiera. Por suerte, ella había llegado a Venecia, Italia. Después de preguntar a la gente sobre el lugar donde se encontraba, se dio cuenta de que estaba en otro mundo muy diferente al maravilloso lugar de donde procedía. Empezó a preguntar sobre la cultura y la gente. La tenía maravillada todo lo que estaba aprendiendo. Descubrió que en Venecia se usaban los canales para navegar, en lugar de las calles, y que la gente se vestía con espléndidos trajes de seda y encajes elaborados.

Al recorrer la ciudad, Clara se encontró con un par de niños jugando con un bote de papel en un canal. Se acercó a ellos y, al instante, los dos niños se quedaron mirándola sorprendidos por su cola de sirena. Pero Clara no se asustó, se acercó a ellos, les guiñó un ojo y les dijo:

– ¡Hola! ¿Queréis ver algo muy especial que pocas personas conocen?

– ¡Sí! – contestaron los niños.

Clara, sin pensárselo dos veces, se sumergió en el canal y, ante la sorpresa de todos, salió a flote a lo largo del canal. Todos quedaron asombrados. Los niños, pegados a la orilla, no cabían en su asombro.

– Wow, es increíble -exclamaron los niños- ¿Cómo lo haces?

– ¡Con mi cola mágica! -les contestó Clara.

Con los niños a su lado, Clara continuó recorriendo la ciudad, explorando los canales, los edificios y cada rincón de Venecia, aprendiendo y absorbiendo todo lo que podía acerca de esta maravillosa ciudad. Pero, al final del día, Clara supo que debía regresar a su hogar en el Mar de los Secretos.

Emprendió el camino de regreso, llevándose consigo todo lo que había aprendido sobre el mundo y las criaturas que allí vivían.

Una vez de vuelta en el Mar de los Secretos, Clara descubrió que lo que realmente importaba era hacer nuevos amigos en donde sea que te encuentres, compartir tus aventuras y todo lo que puedas aprender de ellos. Sabía que nunca se cansaría de explorar el mundo y descubrir nuevos lugares maravillosos, siempre que pudiera hacer nuevos amigos con los que compartirlo.

Y así, Clara siguió explorando y haciendo nuevos amigos a lo largo y ancho del mar, y enseñando a los demás lo fascinante e increíble que podía ser aventurarse más allá de lo conocido. Convertida en una embajadora del conocimiento y la exploración, Clara vivió feliz para siempre, rodeada de amistades y descubrimientos que la maravillaron.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Sirena del Mar de los Secretos
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