La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos

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La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos
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La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos. Érase una vez en el fondo del mar, en la región más profunda y desconocida, existía la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos. Muchos aventureros que se atrevían a explorar las profundidades del océano, habían escuchado hablar de ella.

Cuentan las leyendas que la sirena es la guardiana de los tesoros que han sido guiados hasta el fondo del mar por las olas y las corrientes; y que, los que han intentado acercarse a ella para tomar su tesoro, nunca regresan a la superficie.

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos tiene un cabello tan largo como una serpiente gigante y tan brillante como el sol; sus escamas deslumbran en la noche, son de un color coral hermoso y sus ojos, son del color del mar profundo.

Ella vive allí en el fondo del océano, en su castillo hecho de conchas y plumas de pájaros exóticos. Su única compañía son las criaturas marinas que habitan junto a ella. Los delfines saltan juguetones a su alrededor y las tortugas le traen algas para que pueda adornar su cabello.

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos es una serena guardiana del tesoro. Ella no es amigable con los intrusos, pero es cordial y simpática con los animales del mar. Y aunque su tarea principal es proteger los tesoros del abismo, a veces se entretiene con otros juegos.

Una mañana, la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos se levantó temprano del sueño. Cuando salió de su castillo, notó una corriente suave que traía en su oleaje una nave de madera. Al principio, ella no le prestó atención, porque muchos marineros habían pasado por su reino desde que se hizo famosa por proteger tesoros. Pero esta vez algo era diferente.

Por lo general, los hombres que se acercaban a ella eran grandes aventureros y valientes, pero no en esta ocasión. La nave que estaba a punto de quedarse atrapada en los pilares de roca del castillo era una pequeña canoa de madera conducida por un niño, que no parecía tener más de 8 años.

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos se quedó impresionada. Nunca antes había visto a un niño jugando en el mar a solas. Entonces, decidió dejar su tarea de proteger los tesoros para observar al niño, sin que él notara su presencia.

El niño reía a carcajadas mientras jugaba en la canoa, no se veía un adulto a su alrededor. La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos observaba en silencio, sin intentar asustar al niño. De repente, una ola más grande que las demás lo barrió y lo lanzó del bote.

La sirena se acercó rápidamente al niño para ver si necesitaba ayuda. El niño parecía estar aterrorizado y en estado de shock, pero no estaba herido. La sirena entonces decidió llevarlo a su hogar para que recupere el aliento, aún sin saber por qué lo hacía.

El pequeño se encontraba con sus ojos bien abiertos, mirando maravillado todo lo que lo rodeaba. Vio peces coloridos que nadaban alrededor de la sirena, plantas de mar de muchos colores y conchas enormes que decoran el castillo.

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos le ofreció mandar al niño a casa en su canoa, y su respuesta fue negativa. Para gran sorpresa de la sirena, el niño le había preguntado acerca de su tesoro legendario.

«No necesito ningún tesoro», dijo el niño. «Solo quiero navegar y pasar el día jugando en el mar».

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos se quedó sin palabras. No podía entender cómo un niño pequeño no estaba interesado en su tesoro legendario. Pero luego sonrió, recordando cuántas veces se había divertido jugando con los delfines y las tortugas.

Finalmente, la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos le ofreció una canoa para que continuara su aventura en el mar.

«Gracias, pero no», dijo el niño. «Mejor almorzaré con usted antes de volver a casa».

La sirena no podía creer lo que estaba escuchando. Ella nunca había tenido una invitación de nadie antes. Entonces, la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos recibió al niño en su castillo y le ofreció la comida más deliciosa que el pequeño había probado en años.

Después de comer, la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos acompañó al niño a su canoa. Ella sabía que él debía regresar a su hogar, pero todavía no podía entender la razón por la que él no quería su tesoro.

«¿No te interesa mi tesoro, pequeño?», preguntó la sirena curiosa.

«Sí, me interesa», dijo el niño. «Pero tengo un tesoro mucho más importante que el que hay en el fondo del mar. Mi tesoro es mi familia y disfrutar de la vida con ellos».

La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos no podía creer lo que oía. Finalmente, ella entendió la respuesta del pequeño, y vio que lo más valioso del mundo no eran las joyas ni el oro, el amor de la familia y la felicidad de la vida eran el verdadero tesoro.

Después de despedirse del niño, la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos regresó a su castillo, donde a partir de ese día, ella comenzó a valorar más su compañía con los animales y a encontrar alegría en las cosas simples de la vida.

Y todos los que se acercan a ella para llevarse su tesoro no son recibidos con violencia, sino con bondad y entendimiento.

Así es como la Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos aprendió que el verdadero tesoro está en el amor y en las cosas simples y que no hay mayor riqueza que el amor y la felicidad.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Sirena del Abismo de los Tesoros Desaparecidos
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