La Sirena de la Playa de los Sueños. Érase una vez una hermosa sirena que vivía en la Playa de los Sueños. Su nombre era Lorena y sus cabellos eran largos como la espuma del mar y de un color azul turquesa. Tenía una voz tan dulce que encantaba a todos los animales marinos y a los seres humanos que se aventuraban en su playa.
Un día, mientras Lorena estaba nadando en sus aguas, vio una pequeña niña que parecía estar en peligro. La niña se había alejado de la orilla y no podía nadar de regreso. Lorena, con su gran corazón bondadoso, decidió ir en su rescate. Nadó hacia ella y la llevó en sus brazos a la playa. La niña quedó tan impresionada por la sirena que no podía dejar de mirarla.
Lorena, al notar la impresión de la niña, le preguntó qué le sorprendía tanto de ella. La niña respondió: “Nunca había visto una sirena tan bonita y valiente como tú”. Lorena sonrió y respondió: “No todos los humanos son malos como muchos piensan, pero te puedo asegurar que no todos los seres del mar somos como nos imaginan”.
A partir de ese día, la niña visitó la playa de los sueños todos los días para ver a Lorena y escuchar sus historias. Entre las dos se hicieron muy amigas y la niña aprendió muchas cosas interesantes sobre las profundidades del mar.
Un día, mientras charlaban en la playa, Lorena le contó a su amiga que tenía un gran sueño: poder volar en el cielo como las aves. La niña, al escucharla, le dijo que esto no era posible para una sirena y que debía conformarse con su vida en el mar.
Lorena, aunque triste, no dejó que la negatividad invadiera su mente. Decidió buscar la ayuda de su amigo el delfín para encontrar un hechizo mágico que la convirtiera en un ser volador. El delfín, un experto en temas mágicos, le recomendó buscar a la ballena más sabia del mar.
Lorena, decidida, se embarcó en la aventura de encontrar a la ballena. Después de algunos días de búsqueda, logró encontrarla. La ballena, muy sabia y bondadosa, la escuchó atentamente y le dijo: “Lorena, el hecho de que no puedas volar no significa que sea imposible. Debemos de buscar una solución juntos”.
La ballena, después de unos minutos, le dio una solución: debía encontrar una estrella, la más grande y brillante del cielo. Si lograba tocarla con su cola, obtendría el poder de volar en el cielo. Lorena, emocionada, agradeció a la ballena y se hizo a la búsqueda de la estrella.
Después de varios días de búsqueda, Lorena logró encontrar la estrella más grande y brillante del cielo. Con su fuerza y habilidad, saltó del agua y logró tocarla con su cola. De pronto, sintió que su cuerpo se transformaba. Sus aletas se transformaron en alas y su cola se convirtió en dos hermosas piernas.
Lorena, ahora una hermosa mujer, alzó su vista al cielo y abrió sus alas. Voló haciéndose una con las aves y finalmente, cumplió su gran sueño de volar. La niña que la había acompañado desde el inicio, quedó impresionada y muy feliz por su amiga.
Lorena, después de disfrutar del vuelo, se acercó a la orilla para agradecer a su amiga por su confianza y por acompañarla en su sueño. La niña, con lágrimas en los ojos, le dijo: “Mi amiga, nunca imaginé que una sirena pudiera desear hacer lo imposible y menos lograrlo. Eres la mejor amiga que podría tener”.
Lorena, emocionada, le respondió: “Gracias a ti, mi amiga, pude cumplir un gran sueño y descubrí que el amor y la amistad pueden vencer cualquier límite, incluso el de las profundidades del mar y el de los cielos”.
Desde ese día, la niña y Lorena se hicieron inseparables. La niña visitaba la playa de los sueños todos los días y volaba junto a Lorena. Ellas, juntas, lograron vencer cualquier obstáculo y demostraron al mundo que nada es imposible cuando hay amor y amistad.
Y así fue como Lorena, la hermosa sirena, se convirtió en la reina de las olas y de los cielos, un ejemplo para todas las criaturas del mar y para todos aquellos que tienen un sueño en su corazón.