La Sirena de la Ciudad Submarina

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La Sirena de la Ciudad Submarina
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La Sirena de la Ciudad Submarina. Érase una vez, en lo profundo del océano donde las aguas cristalinas y azules son iluminadas por la luz del sol, una ciudad submarina habitada por sirenas y tritones. La ciudad era una tierra maravillosa llena de vida y color, y la gente de allí vivía feliz y en armonía.

La ciudad submarina era liderada por la reina sirena, quien en su trono de concha, miraba por su pueblo. La reina era muy sabia y justa, y siempre velaba por el bienestar del pueblo submarino. Pero un día, la reina enfermó gravemente y nadie sabía cómo curarla.

Los habitantes de la ciudad submarina sabían que la reina necesitaba una curación mágica, que no podía ser encontrada en el fondo del océano. Se decidió que alguien debía salir a la superficie para encontrar la cura. Pero, ¿quiénes podrían dejar su hogar seguro y familiar para buscar por la salvación de la reina?

Y entonces, una joven sirena llamada Marina se ofreció como voluntaria. Marina era valiente y estaba lista para enfrentar cualquier desafío. Así que, con la bendición de la reina y los buenos deseos del pueblo submarino, Marina emprendió su viaje hacia la superficie.

Marina nadó durante días y noches, atravesando las corrientes peligrosas y las olas rapaces, sin perder su fuerza y su voluntad. Finalmente llegó a la orilla del mar, donde encontró una playa brillante y llena de conchas marinas.

Allí se encontró con una niña llamada Jenny, quien estaba fascinada por la sirena. La niña le preguntó a Marina que quién era y qué estaba haciendo en la playa. Marina le informó que había venido a la superficie en busca de una cura mágica para la reina sirena.

Jenny se sintió conmovida por la historia de Marina, ofreciéndole su ayuda a la joven sirena. A pesar de ser una humana, la pequeña Jenny amorosamente se comprometió a ayudar a Marina en su búsqueda de la cura.

Las dos aventureras se embarcaron en un viaje hacia el otro lado de la isla, donde una montaña escarpada y alta se elevaba y tocaba el cielo. Allí, en la cima de la montaña, se decía que se encontraba el lugar donde se podría encontrar la cura mágica.

Juntas, Marina y Jenny exploraron las cuevas y los caminos estrechos de la montaña, enfrentando muchos peligros, incluyendo arañas gigantes y serpientes venenosas. Pero su amistad y su compromiso mutuo las ayudó a superar cada obstáculo, viendo que el peligro no existía mientras estuvieran juntas.

Finalmente, encontraron a un sabio mago que poseía la cura mágica. El mago les informó que la cura estaba contenida en una ostra dorada que se encontraba en una cueva debajo del mar. Marina, sintiéndose agradecida con Jenny, se propuso regresar ella misma a la ciudad submarina para conseguir la ostra.

Marina descendió hasta el fondo del océano y encontró la ostra dorada en una cueva escondida en un apacible arrecife. Nadando en círculos alrededor de la ostra, Marina se dio cuenta de que la ostra estaba cerrada. Sabía que para salvar a la reina, tendría que abrirla.

Utilizando la simplicidad de lo que tenía a su disposición, Marina usó una piedra para abrir la ostra. Al abrir la ostra, el polvo mágico voló por todas partes, llenando el agua con una luz brillante. Marina recogió el polvo y nadó de regreso a la ciudad submarina, ansiosa de darle a la reina la cura mágica.

La reina sirena, gracias a Marina y Jenny, fue curada y regresó a su trono. Marina y Jenny se hicieron amigas cercanas, con la promesa de mantenerse en contacto y ayudarse mutuamente si alguna vez precisaban de ayuda.

A partir de entonces, los habitantes de la ciudad submarina consideraron a Jenny como una heroína y elogios no dejaban de llegar. Cada vez que las sirenas y los tritones veían a la pequeña Jenny en la playa, la hacían sentir como en casa, permitiéndole caminar por el fondo del océano sin permitir que nada la incomodara.

Marina regresó con un nuevo apreciación por su hogar en el fondo del océano, como también por la bondad de un extraño que le había ayudado en su momento de necesidad. Y desde entonces, ella también acogió a todos los humanos en el océano y dejó que ellos apreciaran su mundo mágico lleno de criaturas de maravillas y tesoros preciosos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Sirena de la Ciudad Submarina
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