La Sirena de la Cascada de Coral

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La Sirena de la Cascada de Coral
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La Sirena de la Cascada de Coral. Érase una vez en las profundidades del océano, una sirena llamada Coralina. Ella vivía en una hermosa cascada de coral, rodeada de miles de peces multicolores y bajo el resplandor de las estrellas del mar. Coralina era la más hermosa de todas las sirenas, tenía una hermosa cola color rosa, y su canto era mágico, suave, y dulce. Era tan dulce que todas las criaturas del mar se detenían a escucharla, incluso los tiburones y los pulpos más feroces, se calmaban por su voz.

Coralina era muy feliz en su cascada de coral, pero sentía que algo faltaba en su vida. Desde hacía mucho tiempo, había estado buscando algo que la hiciera sentir aún más completa, pero no sabía qué era. Una noche, cuando la luna estaba llena y brillante, Coralina tuvo un sueño.

En su sueño, vio un cangrejo de oro que la llamaba por su nombre, «Coralina, por favor, sigue mi voz, tengo algo para ti». Coralina siguió la voz del cangrejo, y deslizándose por debajo del agua llegó a una cueva oscura, allí se encontró con el cangrejo de oro.

«Coralina, aquí está lo que has estado buscando», dijo el cangrejo.

«¿Qué es? ¿Qué es lo que he estado buscando?», preguntó Coralina emocionada.

«Es un cofre mágico. En su interior, encontrarás lo que buscas. Pero ten cuidado, tendrás que enfrentar muchos peligros antes de alcanzarlo», dijo el cangrejo.

Coralina no dudó un solo instante, tomó el cofre, lo abrazó con fuerza y nadó de regreso a su cascada de coral.

Después de ese sueño, Coralina se despertó, y aunque no sabía si era real o no, sabía que algo la esperaba. La sirena decidió comenzar su búsqueda y aventurarse fuera de su hogar para alcanzar su objetivo. Nadó durante días y días, hasta que llegó a un lugar oscuro y peligroso, allí se encontró con una gran medusa que protegía un jardín de algas.

«Coralina, no eres bienvenida aquí. Este es mi jardín, y no te lo permitiré», dijo la medusa.

Coralina no se dejó intimidar. Con su hermosa voz y su canto mágico, calmó a la medusa quien decidió dejarla continuar su camino.

Coralina se acercó a un gran arrecife de coral y allí se encontró con un pulpo que bloqueaba su camino.

«Este es mi territorio, ningún extraño puede pasar», dijo el pulpo.

Coralina intentó conversar con el pulpo, pero no le sirvió de nada. Entonces decidió cantarle una canción y así hacerlo dormir por unos instantes, tiempo que aprovechó Coralina para continuar su camino.

Siguió nadando, y en el camino se encontró con un tiburón hambriento que intentaba capturar a un pequeño pez. Coralina decidió intervenir y detener al tiburón, le cantó una canción y ordenó que deje libre al pequeño pez. El tiburón al escuchar la mágica voz de Coralina se calmó, y dejó ir su presa.

Coralina finalmente llegó al cofre mágico, pero estaba protegido por una enorme raya, que no la dejó pasar.

«Para abrir el cofre, tendrás que detener a la raya», dijo el cangrejo de oro en su sueño.

Coralina decidió cantar al raya y detenerla con su mágica voz. Y así, lo hizo. Una vez abrió el cofre, encontró lo que había estado buscando durante tanto tiempo: amor y amistad.

Regresó a su cascada de coral, ahora con algo más en su corazón, con amor y amistad. Y desde entonces, todos los peces del mar querían estar con Coralina, porque su canto había sido una lección de amor, respeto y amistad. La cascada de Coralina se volvió uno de los lugares más bellos del océano, y ella, la más querida de todas las criaturas del mar.

Y así, queridos amigos, es cómo la sirena de la Cascada de Coral encontró lo que buscaba, una vez que fue valiente y atravesó las pruebas. Y es que, como Coralina, el amor, la amistad y la determinación siempre estarán en lo más profundo del corazón.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Sirena de la Cascada de Coral
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