La rata y el elefante. Érase una vez en la selva, una pequeña rata llamada Ramona, que sentía envidia de los animales grandes y fuertes como el elefante, que era el rey de la selva. Ramona sentía que nunca podría ser como el elefante, con su tamaño imponente y su fuerte trompa.
Un día, Ramona decidió acercarse al elefante y preguntarle cómo hacía para ser tan fuerte y poderoso. El elefante, amablemente, le respondió que nunca había pensado en eso antes y que simplemente era como él era, que no había nada extraordinario en su cuerpo.
Ramona, sin embargo, seguía sintiendo envidia y siguió dando vueltas por la selva, viendo cómo todos los animales grandes y fuertes eran siempre los más populares y respetados, mientras que ella, como rata, siempre era ignorada y minimizada.
Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una pequeña mariquita que estaba atrapada en una telaraña. Ramona, sin pensarlo dos veces, corrió a liberar a la mariquita con sus afilados dientes, logrando sacarla de la telaraña sin hacerle daño alguno.
A partir de entonces, la mariquita se convirtió en la mejor amiga de Ramona y se la pasaban juntas todo el tiempo. Ramona se sentía muy feliz al tener finalmente un amigo que la quería tal como era.
Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron con un enorme león que estaba atrapado en una trampa. Ramona le dijo a su amiga que aunque el león era un animal grande y peligroso, no podrían abandonarlo allí para que siguiera sufriendo.
Así que juntas, idearon un plan para liberar al león, utilizando la astucia y la inteligencia de Ramona y la valentía y fuerza de la mariquita, lograron liberar al león.
El león, agradecido, les prometió que siempre serían amigos y que estaría allí para ayudarlas cuando lo necesitaran.
Ramona y la mariquita se dieron cuenta de que, aunque eran pequeñas, habían logrado hacer algo muy importante y que no importaba el tamaño que uno tuviera, siempre había algo que podíamos hacer para ayudar a los demás.
Desde entonces, Ramona se sintió más segura y feliz consigo misma y, aunque no tenía el tamaño del elefante ni la fuerza de un león, sabía que podía ayudar y hacer una diferencia en la vida de otros animales.
A partir de ese día, Ramona se dispuso a hacer amigos y a ayudar a todos aquellos que lo necesitaran. Se dio cuenta de que cada ser, por pequeño que fuera, tenía un valor inmenso, y que el tamaño o la fuerza no eran lo más importante, sino la empatía y la bondad hacia los demás.
Finalmente, el elefante se acercó a Ramona y le agradeció por su valentía y amistad, diciéndole que aunque ella no tuviera el tamaño de un elefante, tenía un corazón enorme y una nobleza inigualable.
Desde entonces, Ramona se convirtió en una líder entre los animales de la selva, inspirando a otros a hacer el bien y a valorar a todos los seres, sin importar su tamaño o apariencia.
Así, Ramona se dio cuenta de que la verdadera grandeza no estaba en la fuerza o el tamaño físico, sino en la bondad del corazón y la empatía hacia los demás. Y eso la convirtió en un verdadero héroe para todos los animales de la selva.