La princesa y la estrella fugaz. Érase una vez en un reino muy lejano, una princesa llamada Sofía. Sofía era una niña muy dulce y carismática que vivía rodeada de lujos en su gran castillo junto a sus padres, los reyes del reino.
La princesa siempre había anhelado encontrar una estrella fugaz, ya que había escuchado cuentos mágicos sobre ellas que le habían llamado la atención. Desde su balcón, Sofía pasaba largas horas mirando hacia el cielo intentando divisar alguna estrella fugaz, pero nunca había tenido suerte.
Un día, la princesa Sofía decidió llevar a cabo un plan muy especial. Con ayuda de su mejor amiga, la dama de compañía, preparó una tienda de campaña y un picnic para pasar la noche en el jardín del castillo observando el cielo. Sofía estaba tan emocionada que apenas podía contener la alegría.
Cuando todo estuvo listo, la princesa Sofía y su amiga se sentaron en el jardín y comenzaron a charlar mientras disfrutaban de un delicioso picnic. El sol se fue poniendo y las estrellas comenzaron a aparecer en el cielo.
– ¡Mira! – exclamó Sofía, señalando una estrella brillante que acababa de aparecer en el horizonte.
– Esa no es una estrella fugaz, princesa – dijo la dama de compañía – Es lo que llamamos el planeta Venus.
Sofía estaba un poco decepcionada, pero siguió observando el cielo con entusiasmo. Mientras tanto, en una galaxia lejana, una estrella fugaz estaba buscando un lugar donde posarse.
De repente, la estrella fugaz se dirigió hacia el castillo de la princesa Sofía. Al rato, la estrella llegó al jardín, y para sorpresa de la pequeña princesa, se transformó en una hermosa y fantástica criatura que parecía mezcla de hada y estrella.
– ¡Hola, princesa Sofía! – dijo la criatura – Soy la estrella fugaz que has estado buscando. Estoy aquí para otorgarte un deseo.
La princesa Sofía no sabía cómo reaccionar ¡había encontrado a una verdadera estrella fugaz! Después de un momento de asombro, Sofía se recuperó y decidió qué deseo pedir.
– ¡Quiero ser una hada como tú! – exclamó la princesa – ¡Quiero poder volar, lanzar hechizos y vivir nuevas aventuras en otros mundos!
La estrella fugaz sonrió y tocó la nariz de la princesa con su varita mágica. En un instante, Sofía se transformó en una hada con alas radiantes y un vestido lleno de estrellas.
La princesa voló alrededor del jardín y se sintió libre y feliz como nunca antes. Ella y la estrella fugaz jugaron juntos un buen rato antes de que la criatura cumpliera su tratamiento y debiera abandonar el lugar para seguir buscando a otros niños que desearan disfrutar de su mágica compañía.
La princesa Sofía volvió a ser humana y corrió a contarle todo lo sucedido a sus padres. A pesar de que nadie le creyó su historia, ella sabía que había vivido una gran aventura y que el recuerdo de la estrella fugaz quedaría grabado en su mente para siempre.
Desde aquel día, la princesa Sofía fue mucho más feliz. Sabía que en algún lugar del universo estaba su amiga la estrella fugaz, y que volvería a aparecer en el momento que la princesa necesitara su ayuda.
A partir de ese momento Sofía empezó a relacionarse con seres mágicos, hadas, unicornios, y un sinfín de criaturas con las que compartía momentos que vivía como los más maravillosos con diferencia de todos los de su vida.
La princesa Sofía jamás olvidó su experiencia con la estrella fugaz, y siempre se sentía agradecida por el deseo que le cumplió. Aunque los años pasaron, ella siempre recordaba ese momento mágico que le había abierto los ojos a un mundo inimaginable.