La princesa y el unicornio mágico. Érase una vez, en el hermoso reino de Luminar, vivía la princesa Isabella. La princesa Isabella tenía todo lo que podía desear: una familia amorosa, un lujoso castillo y muchos amigos con los que jugar. Pero Isabella tenía un gran deseo: quería encontrar un unicornio mágico.
La princesa había oído historias sobre el unicornio mágico que vivía en el bosque cercano al castillo. Escuchaba a las aves cantar sobre su belleza, y cómo su cuerno tenía el poder de curar cualquier enfermedad. Isabella soñaba con encontrar al unicornio mágico y pedirle que la llevara a un viaje mágico por los Cielos de Luminar.
La princesa decidió tomar la iniciativa y emprender su búsqueda. Se puso su vestido más cómodo, cogió una pequeña mochila y, con su corazón latiendo a mil por hora, se dirigió hacia el bosque. Nunca había estado sola en el bosque, ni sabía cómo encontrar al unicornio mágico.
Con cada paso que daba, se adentraba más y más en el bosque. Siguió caminando hasta que llegó a un claro rodeado de flores de diferentes colores y un arroyo cristalino que corría suavemente. Mientras se acercaba al arroyo, un sonido llamó su atención. Escuchó un abucheo profundo y mágico que la llevó hacia el otro lado del bosque.
En ese momento, Isabella se detuvo y se sorprendió al ver un hermoso unicornio mágico, con su pelaje blanco y brillante, comiendo hierba. Sin pensarlo dos veces, Isabella se acercó al unicornio y le habló suavemente. El unicornio se sintió sorprendido por la presencia de la princesa, pero una vez que Isabella le explicó por qué había ido a buscarlo, el unicornio mágico decidió acompañarla en su viaje.
Isabella se montó en el lomo del unicornio mágico, y juntos despegaron hacia los Cielos de Luminar para un viaje mágico, donde podían ver y sentir la naturaleza como nunca antes habían experimentado. La princesa Isabella nunca había volado antes, y, a bordo del unicornio, sintió una sensación de libertad única y especial.
Flotando en el aire, el unicornio y la princesa pudieron ver todo el reino, desde las altas montañas hasta los campos de flores. También vieron a los agricultores trabajando en las tierras y a las familias jugando en los jardines.
En un momento, Isabella y el unicornio mágico pasaron por encima del castillo, y la princesa vio a su familia mirando al cielo con asombro y sorpresa en sus rostros. Al ver a su hija volando en el lomo del unicornio, la Reina María no podía dejar de sonreír.
El unicornio mágico y la princesa volaron alto en el cielo, mientras que la Reina María, el Rey Luis y los otros habitantes del reino se reunieron en el suelo para saludarlos y desearles una feliz aventura.
Finalmente, la princesa Isabella y el unicornio mágico regresaron a la tierra, mientras la gente del Reino de Luminar los miraba boquiabiertos. Isabella sabía que su vida nunca sería la misma después de su aventura mágica en el bosque.
A partir de ese día, la princesa Isabella y el unicornio mágico se convirtieron en amigos eternos. Cada vez que Isabella se sentía triste o sola, el unicornio mágico aparecía para hacerle compañía y llevarla a otro viaje mágico.
La princesa Isabella aprendió que la magia siempre está presente en el mundo, si se está dispuesto a buscarla, incluso en el lugar más inesperado. Y que los amigos inesperados pueden hacernos felices y traer alegría a nuestras vidas.
Desde ese día, Isabelle se prometió nunca olvidar su maravillosa aventura y los amigos que hizo en el camino. Cada vez que piensa en el unicornio mágico, su corazón se llena de alegría y felicidad, y sabe que siempre tendría una amistad especial con él.
Los viajes mágicos de la princesa Isabella y el unicornio mágico se convirtieron en una historia que se cuenta a los niños de Luminar quienes anhelan vivir aventuras mágicas, volar por los cielos y conocer seres encantados.
Y así, la princesa Isabella descubrió la magia de la amistad y la aventura que nunca desaparecería de su vida, mientras continuaba viviendo feliz en su reino.