La princesa y el reino de las flores. Érase una vez en un reino muy lejano, donde sus praderas estaban cubiertas de hermosas flores y sobre ellas, revoloteaban delicadas mariposas de colores brillantes. En este reino había una princesa llamada Ana, quien era muy curiosa y enérgica, siempre buscando aventuras.
Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, la princesa Ana decidió explorar más allá de los límites del reino, sin saber que se adentraba en una parte del bosque en el que nunca antes había estado.
Muy pronto, descubrió un sendero escondido detrás de algunas hojas, y decidió seguirlo. Al andar por aquel sendero, se encontró con un riachuelo que atravesaba el lugar, y justo en el otro lado, había un hermoso arco iris que parecía conducir a un mundo mágico.
Curiosa como siempre, la princesa Ana siguió el arco iris hasta que llegó a un prado cubierto de miles de flores de todos los colores, diferentes a las que conocía en su reino. Cuando se acercó a ellas, se dio cuenta de que cada flor tenía una pequeña hada encantada en su interior, quien sonreía cuando la princesa las saludaba.
Sin embargo, algo extraño sucedió. Las flores estaban marchitas y les faltaba algún color. La princesa Ana, muy preocupada, se acercó a las hadas y les preguntó si sabían qué estaba ocurriendo con sus bellos jardines.
Las hadas explicaron a la princesa que una malvada bruja había robado todos sus pétalos favoritos y por supuesto muchos colores. Sin ellos, las flores no podían mantenerse frescas y fuertes. La única solución era encontrar la llave del cofre secreto de la bruja, donde se encontraban todos los pétalos robados.
La princesa Ana, decidida a ayudar, preguntó a las hadas dónde podía encontrar a la bruja. Le explicaron que la bruja vivía detrás de la montaña y que tenía una guarida en su cima.
Así que, la princesa decidió escalar la montaña, atravesando todo tipo de obstáculos difíciles, desde ríos turbulentos hasta rocas gigantes, pero ella nunca se dio por vencida. Finalmente, después de una larga subida agotadora, llegó a la cueva