La princesa y el jardín de las joyas

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La princesa y el jardín de las joyas
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La princesa y el jardín de las joyas. Érase una vez en un reino muy lejano, en el que vivía una hermosa princesa llamada Sofía. Esta princesa se preocupaba mucho por su jardín, que aunque era muy bonito, parecía que faltaba algo en él. La princesa quería que su jardín fuera el más hermoso de todo el reino, pero no sabía qué faltaba para que fuera así.

Un día, mientras paseaba por el jardín, la princesa encontró un pequeño pájaro que parecía herido. Sofía decidió cuidar al pajarito en el jardín, porque se había dado cuenta que así, el jardín parecía un poco más vivo. La princesa cuidó al pájaro durante varios días, hasta que al fin se curó y voló hacia la libertad. Antes de que el pajarito volara, dejó una pluma muy hermosa en el jardín de la princesa.

Por fin Sofía encontró lo que su jardín necesitaba, ¡un toque de color! Pero la princesa quería aún más color, y se dedicó a buscar en su jardín más colores y fragancias para que este fuera el jardín más bonito de todo el reino. Fue entonces cuando la princesa se dio cuenta de que en un rincón de su jardín, había un árbol muy extraño que no había visto antes.

Este árbol tenía ramas muy peculiares, y Sofía sintió curiosidad por saber qué era lo que lo hacía tan diferente. Se acercó al árbol y de entre las ramas, encontró la entrada a un jardín secreto, lleno de joyas. Este jardín era muy hermoso y colorido, lleno de diamantes y rubíes que brillaban con la luz del sol.

La princesa no podía creer lo que estaba viendo, era el jardín más hermoso que había visto en su vida. En su corazón, Sofía pensó que este jardín secreto era justo lo que le faltaba a su jardín para ser el más hermoso del reino. Con mucho cuidado, la princesa tomó algunas de las joyas y salió del jardín secreto para llevarlas a su jardín.

Cuando llegó a su jardín, plantó las joyas que había tomado en distintas partes para que el jardín tuviera un toque de color como el del jardín secreto. La princesa se emocionaba cada vez que plantaba las joyas y veía como estas hacían que su jardín brillara aún más.

Pero un día, la princesa descubrió que las joyas estaban comenzando a palidecer y a perder su brillo, lo que hacía que su jardín volviera a verse triste y sin color. Preocupada por esto, Sofía decidió regresar al jardín secreto para investigar por qué las joyas no brillaban como antes.

Cuando llegó al jardín secreto, la princesa encontró a una pequeña hada que vivía allí. La hada se presentó a la princesa y le explicó que las joyas que Sofía había tomado, sólo brillaban en el jardín secreto porque este era mágico y mantenía las joyas preciosas siempre brillantes. Pero fuera de él, las joyas perdían su brillo y se desvanecían.

Sofía se dio cuenta entonces de que las joyas no eran lo que le faltaba a su jardín, sino más bien el amor que ella misma le había dado. Recordó que además del pájaro que había curado, también había regado las plantas y cuidado el pasto para que se mantuviera siempre verde. Con esto en mente, la princesa comenzó a recoger las joyas que había plantado en su jardín y a remplazarlas por flores y plantas.

Ahora sí, el jardín de Sofía era verdaderamente hermoso. La princesa había descubierto que el secreto para hacer que su jardín fuera el más hermoso de todo el reino era el amor y cuidado que ella misma le ponía. Desde entonces, Sofía se dedicó a cuidar y adorar su jardín cada día más.

Y así, la princesa aprendió que aunque las joyas eran muy bonitas y brillantes, no eran necesarias para hacer que algo fuera verdaderamente hermoso. Lo que se necesitaba en realidad era amor y cuidado, algo que ella misma había descubierto gracias a su jardín. A partir de ese día, la princesa seguía emocionada por visitar su jardín cada día, y disfrutaba del aire fresco y los sonidos de los pájaros que vivían dentro de él.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La princesa y el jardín de las joyas
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