La Princesa y El Guisante. Érase una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa que vivía en un gran castillo con sus amables y sabios padres, el rey y la reina. La princesa era conocida en todo el país por su bondad, inteligencia y gracia, y muchos príncipes jóvenes habían buscado su mano en matrimonio. Sin embargo, la princesa aún no había encontrado un príncipe que cumpliera con sus altos estándares, por lo que permaneció soltera.
Un día, un apuesto príncipe de un reino vecino llegó al castillo de la princesa, buscando su mano en matrimonio. El príncipe era encantador y apuesto, y la princesa inicialmente estaba bastante enamorada de él. Sin embargo, la reina había escuchado el rumor de que el príncipe no era tan noble como parecía, y estaba decidida a probar su verdadero valor antes de permitirle casarse con su hija.
A la reina se le ocurrió un plan para probar la valía del príncipe. Hizo mover la cama de la princesa a lo alto de una torre y colocó un solo guisante debajo de una pila de colchones y edredones. Luego, la reina le dijo al príncipe que si podía sentir el guisante a través de todas las capas, sería digno de la mano de la princesa en matrimonio.
El príncipe estaba decidido a ganarse la mano de la princesa, por lo que se acostó en la torre, decidido a demostrar su valía. A pesar de la cómoda cama y la calidez del castillo, el príncipe descubrió que no podía pegar ojo. Cada vez que intentaba cerrar los ojos, sentía un dolor agudo en la espalda, como si hubiera algo duro debajo de él.
Por la mañana, el príncipe estaba exhausto y malhumorado, pero había pasado la prueba de la reina. Cuando la reina le preguntó si había sentido algo durante la noche, el príncipe le habló del guisante debajo de los colchones. La reina estaba complacida, porque sabía que solo alguien con una naturaleza verdaderamente sensible y noble habría sido capaz de sentir el guisante a través de todas esas capas.
La princesa se llenó de alegría cuando supo que el príncipe era digno de su mano en matrimonio, y los dos se casaron en una gran ceremonia en el castillo. A partir de entonces, gobernaron juntos el reino, trayendo paz y prosperidad a la tierra. Y ellos vivieron felices para siempre.