La princesa y el castillo embrujado. Érase una vez una hermosa princesa llamada Sofía. Vivía en un castillo en el reino de Fantasía junto a su familia, el rey y la reina. Sofía era una princesa muy valiente y dedicada a ayudar a su pueblo.
Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Sofía escuchó un extraño rumor. Parecía que algo estaba sucediendo en el bosque cercano al castillo. La princesa decidió investigar lo que estaba pasando, así que se dirigió hacia el bosque.
Cuando llegó, Sofía descubrió que un terrible hechizo había sido lanzado sobre un castillo cercano. Nadie se atrevía a acercarse porque decían que estaba embrujado. La princesa decidió averiguar de qué se trataba, asumiendo que podría haber alguien atrapado en el interior.
Llegó al castillo y lo encontró en muy mal estado. Las ventanas estaban rotas, las puertas estaban cerradas y parecía que nadie había estado allí durante años. Sofía decidió que debía encontrar la manera de ingresar al castillo para descubrir lo que había sucedido.
Después de inspeccionar el castillo por completo, la princesa encontró una puerta secreta escondida detrás de una estatua. Cuando abrió la puerta, descubrió una hermosa habitación con una mesa larga y sillas decoradas con oro. Había un mantel rojo brillante y cubiertos de plata en la mesa, como si alguien estuviera a punto de sentarse a cenar.
Sofía se acercó para ver más de cerca cuando de repente, la puerta se cerró detrás de ella, encerrándola en la habitación. La princesa estaba asustada y no sabía qué hacer. De repente, vio que la comida comenzaba a moverse ella sola sobre la mesa.
Estaba completamente atónita, nunca antes había visto algo así. Pero entonces, la comida comenzó a moverse hacia su boca. Sin embargo, en vez de saciar el hambre de Sofia, el alimento parecía llevarla cada vez más cerca de un sueño profundo.
Finalmente, Sofía se quedó dormida en la mesa. Cuando despertó, descubrió que había sido transportada a un lugar maravilloso. Había un jardín gigante que parecía extenderse por millas. Había hermosas flores y plantas en todas partes, y caía una lluvia de arco iris.
Justo en el centro del jardín, había un pequeño estanque con un cisne. El cisne habló con Sofía y le dijo que si quería encontrar la llave para abrir la puerta, tenía que encontrar tres piedras preciosas que habían sido escondidas en el jardín.
Sofía salió corriendo en busca de las piedras y encontró la primera fácilmente en un campo de margaritas. La segunda la encontró en un árbol rodeado de papiliones y la tercera en un campo de lirios.
Cuando Sofía regresó al estanque, le entregó las tres piedras al cisne, quien le entregó una llave dorada a cambio. Con la llave en mano, la princesa abrió la puerta del castillo.
Al abrir la puerta, todo el castillo comenzó a brillar. Sofía descubrió que el hechizo que había sido lanzado había sido roto. Había rescatado al príncipe heredero del reino y de su cautiverio en el embrujado castillo.
Después de los hechos, hubo una gran fiesta en el castillo. Todos los ciudadanos del reino estaban felices de volver a tener a su príncipe sano y salvo en casa. Sofía se convirtió luego en un héroe del reino, y el príncipe heredero, que había estado atrapado durante tanto tiempo en el castillo, ofreció su mano en matrimonio a la valiente princesa Sofía.
Y así, la hermosa princesa y el príncipe se casaron en el castillo, rodeados de sus amigos y familiares. A partir de ese día, el reino de Fantasía fue más feliz que nunca y Sofía fue recordada como la heroína que salvó al príncipe y rompió un hechizo maligno.
