La princesa y el carruaje de cristal. Érase una vez una princesa encantadora que vivía en un castillo rodeado de prados verdes y florecientes. La princesa disfrutaba de paseos cada tarde y admiraba la belleza de la naturaleza. Pero un día, el carruaje real se rompió y la princesa no tenía forma de salir del castillo para sus paseos sin ensuciarse en el lodo y el barro.
La princesa era inteligente y pensó en una solución. Decidió que construiría un carruaje propio y no cualquier carruaje, sino algo especial y mágico que la llevara por los caminos del reino sin preocupaciones de suciedad, lluvia o nieve. La princesa pasó días y noches pensando en cómo lo haría hasta que, finalmente, encontró la mejor solución. Pediría ayuda a un mago para convertir un carruaje en cristal.
La princesa salió del castillo temprano en la mañana y, después de andar durante horas, llegó a casa del mago. Éste la escuchó y accedió a ayudarla. Podía ver el brillo en los ojos de la princesa y sabía que ésta era una idea verdaderamente única. Trabajaron juntos día y noche, y después de varios días, el carruaje de cristal fue creado.
La princesa se emocionó mucho al ver su carruaje terminado: era un espectáculo que la dejó sin aliento – un carruaje hecho completamente de cristal, con un brillo deslumbrante, cristales relucientes y con detalles impresionantes. Estaba adornado con un vestido rojo de seda y en la caja, había almohadas suaves y estructuras de lino.
Se despidió del mago con un gran abrazo y regresó al castillo, conduciendo el carruaje para probarlo. El carruaje brillaba, y la princesa estaba muy feliz y emocionada. Pasó el resto del día conduciendo, parando en los campos, riendo y cantando. La gente veía su carruaje y se maravillaba, admirando tanto la princesa como su brillante carruaje de cristal.
Pero, esa noche, algo extraño sucedió. Mientras la princesa dormía, una bruja malvada del bosque cercano, Magra, se acercó al castillo. El plan de Magra era robar algo valioso de la princesa. Cuando lo vio, quedó impresionada al ver al carruaje de cristal reluciendo en la luna llena.
Magra conocía los poderes de los cristales y estaba decidida a llevarse el carruaje. Se acercó sigilosa al carruaje, lo desenganchó de los caballos, lo llevó al bosque, le echó una maldición y desapareció en la oscuridad de la noche.
Al día siguiente, al ver que su carruaje no estaba, la princesa se preocupó. Reunió a sus servidores y partieron a buscar a su carruaje de cristal. Buscaron por montañas y valles, a través de bosques y prados, pero no pudieron encontrarlo. Finalmente, la princesa se rindió y decidió volver a casa. Mientras se alejaba, una de sus doncellas vio algo brillando en el bosque cercano. Se acercaron para investigar y encontraron el carruaje de cristal rodeado por espinas y vidrieras astilladas.
La princesa se desesperó al ver su carruaje en estas terribles condiciones y comenzó a llorar. Fue entonces cuando oyó una pequeña voz detrás de ella, era un amigo de la princesa, un pequeño ratón que vivía en el bosque. El ratón le dijo que había visto a la bruja malvada llevándose el carruaje, y sabía cómo romper la maldición.
La princesa agradeció al ratón y se apresuró a buscar un mago para ayudarla una vez más. Juntos, reconstruyeron el carruaje de cristal y deshicieron las maldiciones que Magra había lanzado. Cuando finalmente terminaron, la princesa estuvo inmensamente feliz al ver su brillante carruaje de cristal restaurado a su estado original.
La princesa llegó a casa contenta, y decidió usar el último hechizo que el mago le había enseñado. Después de sus palabras mágicas, el carruaje comenzó a volar! Ahora la princesa podía volar sobre su reino mirando hacia abajo sobre ciudades, campos y riachuelos, y ver todo lo que era hermoso en su reino. Se divertía mucho y la gente la admiraba, asombrada de verla volando en su brillante carruaje de cristal.
Pasaron los días y, finalmente, la bruja malvada Magra fue descubierta y encerrada en el bosque. La princesa aprendió la lección de cuidar mejor sus tesoros y nunca más permitió que nadie le robara su carruaje de cristal o cualquier otra cosa de valor.
Desde entonces, la princesa voló a través del reino, llevando alegría y belleza a su pueblo. Todo el mundo la admiraba, y la princesa era feliz sabiendo que había hecho que la gente de su reino fuera feliz.
Y así, esta princesa logró algo verdaderamente mágico y especial. Con su tesis y esfuerzo, construyó un carruaje maravilloso, manteniéndolo a salvo y volando más allá de los límites de la imaginación. Y con sus actos, se aseguró de que su legado nunca fuera olvidado. La princesa de la brillante y mágica carruaje de cristal seguirá viva en la memoria de personas y reinos por siempre.