La Perrita Juguetona

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La Perrita Juguetona
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La Perrita Juguetona. Érase una vez, en un bonito pueblo rodeado de campos, una perrita muy juguetona llamada Lola. Lola siempre estaba llena de energía y no podía estar quieta durante mucho tiempo sin querer jugar con alguien.

Un día, Lola se levantó temprano y se dirigió al campo. Saltaba sin control por los campos y se divertía jugando con todo lo que encontraba. Luego, ¡vio una pelota! Lola inmediatamente corrió tras ella y empezó a jugar.

De repente, la pelota se alejó de ella y se adentró en un bosquecillo cercano. Lola no pudo resistirse y corrió tras ella. Pero al llegar al bosque, Lola se encontró con algo sorprendente. Una pequeña ardilla estaba sentada en una rama del árbol más cercano y le estaba hablando en voz baja.

Lola se acercó y preguntó:

– ¿Me hablabas a mí?

– Sí, Lola -respondió la ardilla. -Me pregunto si estarías interesada en jugar con nosotras.

Lola se emocionó ante la idea. Era la primera vez que veía a una ardilla y finalmente podía tener una nueva amistad.

Pasaron los días, y Lola y sus nuevas amigas jugaron y se divirtieron juntas en el bosquecillo. Pero un día, la ardilla le preguntó a Lola:

– ¿Qué haces todo el día, Lola? ¿No tienes a nadie con quién jugar en tu pueblo?

– Bueno, sólo tengo mi pelota y a veces juego con mis dueños, pero ellos no tienen tanta energía como yo -respondió Lola.

Las ardillas la miraron y le propusieron una idea:

– Sabes, Lola, podrías organizar una fiesta y así invitar a todos los perros del pueblo. ¡Sería genial tener a todo el mundo juntos, divertirse y hacer nuevos amigos!

Lola no pudo resistirse y se puso manos a la obra. Ella se encargó de preparar la mejor fiesta del pueblo. Invitó a todos los perros que conocía y les pidió que trajeran sus juguetes favoritos.

El día de la fiesta llegó y todo el mundo se divirtió mucho. Había perros grandes y pequeños, de diferentes razas y tamaños. Jugaban juntos, se perseguían y se ladraban felizmente, sin importar las diferencias. Lola estaba feliz de haber organizado algo que les permitiera a ellos divertirse juntos.

Cuando terminó la fiesta, Lola decidió hacer algo especial. Se acercó a una perrita solitaria y tímida que se había mantenido apartada durante la fiesta. Lola se presentó y le preguntó cómo estaba. La perrita, llamada Mimi, miró a Lola sorprendida.

– No estoy muy bien -dijo Mimi- Me siento un poco triste. Nunca había sido invitada a una fiesta antes.

Lola sabía exactamente cómo se sentía Mimi ya que también había sufrido la soledad. Así que Lola comenzó a jugar con Mimi. Pasaron horas de diversión juntas, y Mimi se sintió feliz de haber encontrado a alguien con quien jugar.

Así es como Lola se convirtió en una persona muy especial para el pueblo. Todos los perros la adoraban y la querían. Lola se sintió orgullosa de haber promovido la solidaridad y la amistad en su pequeña comunidad.

De regreso a casa, Lola corrió hacia su dueño para contarles todo lo que había sucedido. Excitada y feliz, corrió y saltó alrededor de ellos. Le habló de Mimi y cómo la hizo feliz y emocionada. Su dueño no podía creer que una perrita como Lola pudiera ser tan amistosa e interesante.

– Nunca sabemos de qué manera nuestros pequeños actos pueden hacer una gran diferencia en las vidas del resto –dijo el dueño de Lola-.

Después de todo, Lola no sólo había encontrado nuevas amigas, sino que también había ayudado a las otras mascotas del pueblo que no tenían tantas oportunidades de divertirse.

Desde ese día, Lola se sintió más querida y respectada entre sus amigos y familias. Hacer nuevos amigos y organizar una fiesta para el pueblo quedó para siempre en su memoria, y Lola supo que había encontrado mucho más que una pelota en su camino por el bosquecillo. Ella había encontrado la verdadera amistad.

Y así, en el pueblo, la perrita juguetona Lola se convirtió en la mascota más famosa y querida de todos los tiempos. Su alegría y energía contagiaban a todos los habitantes. Su dueño estaba orgulloso de tener a una perrita tan especial y comprensiva como Lola. terminó el día disfrutando de su tiempo más especial: descansar en el regazo de sus dueños.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Perrita Juguetona
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