La montaña del unicornio. Érase una vez una pequeña aldea rodeada de montañas. La gente de la aldea era conocida por su artesanía y habilidades comerciales. La aldea estaba en su apogeo hasta que llegó una gran sequía que secó todos los campos y dejó a la aldea sin medios de apoyo. La gente estaba luchando para sobrevivir en un ambiente desfavorable. Fue entonces cuando se enteraron de la Montaña del Unicornio, que estaba cubierta de vegetación y tenía un pozo que nunca se secaba. La gente de la aldea decidió buscar la montaña para encontrar la ayuda que tanto necesitaban.
Un grupo de hombres valientes de la aldea se ofreció voluntariamente para emprender el viaje. Llenaron sus bolsas con lo que quedaba de la comida y se encomendaron a los dioses para que los guiaran en su camino. Después de recorrer por un largo tiempo, comenzaron a cuestionarse si habían tomado el camino correcto. Fue entonces cuando vieron una luz brillante emanando desde lo alto de una de las montañas. Los hombres se dirigieron hacia la luz, y al llegar a la cima, descubrieron la Montaña del Unicornio.
Ellos no podían creer lo que veían. Era una montaña llena de vida y alegría. La vegetación era abundante y desprendía un olor que rejuvenecía. Había frutos silvestres y flores multicolores que nunca habían visto antes. El pozo estaba allí, tal como les habían dicho, y siempre estaba lleno. Sin embargo, lo mejor fue cuando vieron un gran unicornio blanco pastando tranquilamente. Los hombres se sintieron bendecidos por los dioses por haber encontrado la montaña tan fácilmente y por la sorpresa que les había aguardado.
Después de un merecido descanso, los hombres se prepararon para llenar sus bolsas con tantos frutos y flores que pudieran llevar. Mientras estaban ocupados recolectando, se sorprendieron al oír un susurro que decía: “No tomen más de lo que necesitan”. Los hombres, confundidos por el sonido, miraron alrededor para ver si alguien les había hablado. Al no encontrar a nadie, se preguntaron si realmente había sido un sonido o sólo su imaginación.
Mientras se preparaban para partir, se dieron cuenta que el unicornio había desaparecido. Sintieron que algo estaba mal y comenzaron a reevaluar su actitud hacia la montaña y todo lo que la rodeaba. Recordaron las palabras que habían oído antes y se dieron cuenta de que no deberían tomar más de lo que necesitaban. Decidieron dejar un poco de todo lo que recolectaron, como muestra de respeto y agradecimiento a la montaña y al unicornio. En el camino de regreso, se sintieron más ligeros y contentos. Mientras se alejaban, escucharon una voz que decía: “Ustedes han sido fieles. Regresen siempre que lo necesiten”.
Los hombres se alegraron al saber que estaban bienvenidos a la Montaña del Unicornio cuando lo necesitaran. Con el tiempo, la aldea volvió a prosperar gracias a la llegada de nuevos viajeros que buscaban la Montaña del Unicornio. La gente aprendió a respetar y cuidar la belleza y la vida que había sido otorgada para su beneficio.
La Montaña del Unicornio no era una montaña común. Era un lugar sagrado que requería respeto y cuidado. La belleza que se había otorgado gratuitamente debía ser tratada con gratitud y no con codicia. La llegada de los viajeros a la montaña no fue para explotarla sino para apreciarla y cuidarla.
Desde entonces, nunca se volvió a ver al unicornio. Muchos contaban historias sobre el unicornio que había protegido la montaña durante muchos años hasta que sus pezuñas sagradas hubieran destruido toda la vida hermosa. Al darse cuenta que la montaña había sido respetada y cuidada, el unicornio dejó su morada, confiando que lo que había sido dado sería cuidado y respetado para generaciones venideras.
La Montaña del Unicornio se había convertido en un lugar sagrado y místico. Los viajeros que venían buscando ayuda y esperanza eran testigos de una belleza indescriptible. Los que regresaban a la aldea lo hacían portando la esperanza y conocimiento de que la vida es una bendición única y que tratamos de preservarla para los que vienen detrás de nosotros.
Érase una vez, la leyenda de la Montaña del Unicornio que habla sobre la importancia de la gratitud y el cuidado de la naturaleza. Su historia es una lección para cuidar de la vida y la naturaleza que nos rodea y el regalo que nos han otorgado. Debemos tratarlas con el respeto y la gratitud que se merecen, y siempre recordar que la belleza es frágil y debe ser protegida.