La malvada bruja Lilith. Érase una vez en una tierra muy, muy lejana, había una bruja malvada llamada Lilith. Era la bruja más malvada y poderosa de toda la tierra, y se deleitaba en causar miseria y sufrimiento a quienes la rodeaban.
Lilith vivía en un castillo oscuro y siniestro, rodeada por un foso lleno de todo tipo de criaturas peligrosas. La bruja era temida por todos los que vivían en la tierra, y nadie se atrevía a cruzarla o desafiar su voluntad.
A pesar de su maldad, Lilith era una bruja inteligente y astuta. Sabía cómo manipular a los demás y doblegarlos a su voluntad, y usó sus poderes para acumular riqueza y poder. Tenía muchos hechizos oscuros y poderosos a su disposición, y no tenía miedo de usarlos.
Un día, un valiente y noble caballero llamado Sir Galahad llegó a la tierra en busca de aventuras. Había escuchado historias sobre la maldad de Lilith y quería poner fin a su reinado de terror.
Galahad cabalgó hasta el castillo y desafió a Lilith a duelo. La bruja se rió del valiente caballero, pero aceptó su desafío.
Los dos se enfrentaron en una feroz batalla, con Lilith usando todo tipo de magia oscura para tratar de derrotar a Galahad. Pero el caballero era demasiado fuerte y demasiado hábil, y pudo resistir sus hechizos y derrotarla en combate.
Al final, Galahad salió victorioso y la malvada bruja fue vencida. La gente de la tierra se regocijó y celebró su liberación de la tiranía de Lilith.
Y así, la historia de la muerte de la malvada bruja se convirtió en una leyenda que se transmitió de generación en generación, un recordatorio del poder del bien para vencer incluso al más malvado de los enemigos.
