La leyenda del fantasma del río de los susurros. Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Susurro, a las afueras de la ciudad, existía un río que recorría todo el bosque. Este río era conocido por su tranquilidad y por sus murmullos que se convertían en una hermosa melodía al correr por el cauce.
Sin embargo, había una leyenda que contaban los ancianos del pueblo a los niños y niñas. La leyenda hablaba de un fantasma que habitaba en el río, y que había elegido ese lugar en particular porque se sentía tranquilo y en paz. Este fantasma era conocido como el fantasma del río de los susurros.
La leyenda decía que el fantasma era una criatura bondadosa que cuidaba del río, y que su presencia hacía que la tranquilidad del río se multiplicara. Quienes se acercaban a él para pedir su ayuda, recibían su bendición, pero aquellos que lo hacían con malas intenciones, eran castigados y alejados del río para siempre.
Marta era una niña que vivía en la Villa Susurro, y que había escuchado muchas veces la leyenda del fantasma del río de los susurros. Ella siempre había sido muy curiosa y un día decidió aventurarse al río para ver si era verdad lo que se contaba sobre el fantasma.
Sin embargo, una vez que llegó al río, notó que algo extraño estaba sucediendo. El agua se había tornado oscura y parecía haber perdido su murmullo característico. De repente, sintió una presencia extraña a su alrededor, y se dio cuenta de que estaba junto al fantasma del río de los susurros.
Marta sintió miedo al principio, pero luego se dio cuenta de que el fantasma no le causaba ningún daño. Al contrario, parecía que estaba protegiéndola. Con el tiempo, Marta se acostumbró a la presencia del fantasma e incluso llegó a sentir un gran respeto y admiración por él.
Pero un día, algo terrible sucedió. Un grupo de personas llegó hasta el río con la intención de contaminarlo, y Marta se dio cuenta de que el fantasma estaba en peligro. Sin pensarlo dos veces, se acercó al grupo y les preguntó qué estaban haciendo.
Las personas explicaron que no les importaba el río ni el fantasma, y que habían decidido arrojar su basura al río porque era más fácil que llevarla hasta un lugar adecuado para desecharla. Marta les pidió que no lo hicieran, y les contó la leyenda del fantasma del río de los susurros.
Al principio, los hombres se rieron y consideraron que la niña estaba loca, pero luego, al escuchar los murmullos del río y darse cuenta de que el fantasma era real, se asustaron. Marta les dijo que se marcharan, que dejaran el río en paz y que no volvieran nunca más.
Los hombres se marcharon, pero Marta se quedó junto al río para asegurarse de que el fantasma estaba bien. Para su sorpresa, el fantasma habló con ella y le agradeció por haberlo defendido. Le dijo que ella era una verdadera defensora del medio ambiente y que debía seguir cuidando el río de los susurros, así como todos los seres que allí habitaban.
Desde ese día, Marta se convirtió en la protectora del río, y cada noche, antes de irse a dormir, se acercaba a la orilla del agua para hablar con el fantasma. Juntos, cuidaban del río y lo protegían de quienes querían dañarlo.
El río de los susurros volvió a ser como antes, y su melodía se escuchaba en toda la Villa Susurro. La leyenda del fantasma del río había adquirido tanto valor que mucha gente comenzó a cuidar el río y a vivir en armonía con la naturaleza.
Así, Marta, junto al fantasma del río de los susurros, se convirtió en la líder de un grupo de niños y niñas que se encargaban de cuidar del río. Juntos, aprendían sobre la importancia de proteger el medio ambiente y enseñaban a otros a hacer lo mismo.
Y así, se vivieron muchos años en la Villa Susurro, donde nunca más se volvió a dañar el río de los susurros ni a molestar al fantasma que lo habitaba. Y fue así como la leyenda del fantasma del río de los susurros se convirtió en un cuento de amigos del río, en un cuento de amor y protección de la naturaleza.