La leyenda del fantasma del pantano. Érase una vez, en un lugar muy lejano, en un frondoso bosque donde habitaban animales de todo tipo, existía un pantano. Este pantano era muy conocido por su verdor y la cantidad de animales que lo habitaban, pero también era muy conocido por ser el hogar del famoso “Fantasma del Pantano”.
Los animales del bosque se contaban historias de terror sobre él. Decían que el “Fantasma del Pantano” aparecía solo en la noche más oscura, cuando la luna llena iluminaba el cielo y las estrellas brillaban más que nunca.
Según los cuentos, el “Fantasma del Pantano” vagaba por el bosque en busca de víctimas a las que asustar con sus aullidos espeluznantes. Dicen que cuando alguien lo veía, su corazón latía con tanta fuerza que se podía escuchar a kilómetros de distancia.
A pesar de que los animales tenían miedo de acercarse al pantano durante la noche, en el día esos miedos se desvanecían y podían disfrutar de la vida en el bosque.
En ese lugar vivían una familia de pájaros encantadores. La madre era una hermosa ave de plumas azules y su padre una majestuosa águila, de plumas doradas. Tenían dos hijos, una pequeña y dulce urraca y su hermano, un valiente halcón.
Un día la urraca y el halcón decidieron explorar el bosque. Juntos, sobrevolaron los árboles y los arbustos, disfrutando del sol y del viento fresco. Mientras jugaban, se encontraron cerca del famoso pantano.
Como cualquier niño curioso, la urraca le propuso a su hermano que se acercaran para ver si realmente existía el “Fantasma del Pantano”.
El halcón, con valentía y sin miedo, aceptó la propuesta de su hermana pensando que no existiría tal fantasía. Pero al acercarse al pantano, escucharon un aullido espeluznante. La urraca, asustada, intentó volar lejos y no volver nunca. Pero su hermano, más fuerte y valiente, decidió investigar qué era lo que hacia ese ruido tan extraño.
Fue así como se acercó sigilosamente hasta el pantano. Pero de repente, sintió un golpe en la cabeza, cayendo al suelo. Al despertar, el halcón pudo ver que tenía a una figura cubierta de barro frente a él.
—¿Quién eres y por qué vienes a meter ruido a mi hogar? —le preguntó el “Fantasma del Pantano”.
El halcón malherido, le explicó que no buscaba hacerle daño, solo saber si se trataba de una leyenda o si efectivamente existía.
El “Fantasma del Pantano” al escuchar las palabras del halcón, decidió perdonarlo esperando que su historia no llegara a oídos de ningún otro animal. El halcón, agradecido, le prometió que no diría nada sobre su encuentro y salió del pantano corriendo hacia casa.
Al llegar, se encontró con la urraca, quien estaba muy preocupada por su hermano. El halcón le contó todo lo que había sucedido, las palabras del «Fantasma del Pantano» y la promesa que le había hecho.
Desde ese día, el halcón y la urraca visitaban al «Fantasma del Pantano» de vez en cuando. Al principio, los animales del bosque se sorprendieron, pero pronto comenzaron a darse cuenta de que, aunque parezca extraño, el «Fantasma del Pantano» tenía un corazón amable y gentil.
Con el tiempo, él y los animales del bosque, abrieron caminos de amistad y cooperación que duraron para siempre. Todos aprendieron que la paz y la amistad se logran con la disposición y el compromiso mutuo, y que incluso aquellos que parecen ser los más aterradores, pueden esconder una esencia muy dulce y bondadosa.
El «Fantasma del Pantano» se convirtió en un miembro más de la comunidad del bosque, y sus historias nunca más fueron contadas de la misma manera otra vez. Fueron cambiadas por historias de amistad y unión.
Así los días pasaron, y los animales vivieron felices para siempre en el bosque, gracias a la amistad que lograron construir con el «Fantasma del Pantano».
