La leyenda del fantasma del castillo. Érase una vez en un pequeño pueblo ubicado en las afueras de la ciudad, un gran castillo que se encontraba en la cima de la colina. El castillo tenía una larga historia, y se decía que estaba habitado por un fantasma del castillo que rondaba por sus pasillos todas las noches. La misteriosa leyenda del fantasma del castillo comenzó hace muchos años atrás, cuando el castillo fue construido por un poderoso rey. Se cuenta que el rey tenía una hija que era su gran tesoro, y que vivía en el castillo con él y sus soldados.
El tiempo fue pasando, y la princesa creció convirtiéndose en una bella mujer. Era tan hermosa que muchos príncipes de otros países viajaban hasta el castillo para pedir su mano en matrimonio, pero ella siempre rechazaba todas las propuestas. Un día, el rey enfermó gravemente, y ya no quedaba esperanza de que se recuperara. Sabiendo que su hija estaba sola, y que no sabía cómo gobernar ni proteger el reino, llamó a los guerreros más valientes del país para pedirles que cuidaran de ella. Les imploró que la protegieran del mundo exterior, y que la mantuvieran a salvo del peligro.
El rey murió poco después, y la princesa estaba más sola que nunca. Los guerreros que su padre había enviado comenzaron a protegerla, pero pronto se dieron cuenta de que no era fácil vivir en el castillo. Las paredes estaban frías y húmedas, y el lugar estaba envuelto en una constante niebla gris. Además, la princesa estaba muy triste y esto les afectaba. Los guerreros intentaron animarla como pudieron, pero no encontraban la manera de hacerlo.
Un noche, la princesa decidió salir de su habitación en busca de algo que la animara. Caminó por los pasillos oscuros de la fortaleza, y llegó a una puerta que nunca antes había visto. Abrió la puerta y entró en una habitación oscura y misteriosa. Había un gran cuadro en la pared que le llamó la atención: mostraba un bosque lleno de vida y alegría. Gatos, perros, conejos y pájaros corrían libres y felices. La princesa se sintió cautivada por la imagen, y se quedó observándola durante mucho tiempo, olvidándose de la tristeza que la invadía.
De repente, la puerta detrás de ella se cerró de golpe. Al principio, la princesa pensó que había sido el viento, pero cuando intentó abrirla de nuevo, se dio cuenta de que estaba cerrada con llave. Miró alrededor y descubrió que la habitación estaba llena de espejos. Los espejos parecían estar distorsionados, como si hubieran sido manipulados. La princesa sintió que algo extraño estaba sucediendo.
De repente, un fuerte golpe la sacudió de su trance. La princesa se giró y vio el espejo más grande, y este mostraba un extraño reflejo que parecía ser de otro mundo. En su superficie, un hombre con una capa negra y con la cara cubierta por las sombras de la noche, la miraba fijamente. La princesa estaba tan asustada que no sabía qué hacer.
– ¿Quién eres? – dijo ella.
El hombre no respondió, pero la princesa notó que estaba moviendo los labios como si quisiera decir algo.
– ¿Qué quieres? ¿Cómo puedo ayudarte? – volvió a preguntar ella.
De repente, el espejo se oscureció y el hombre desapareció. La princesa se quedó perpleja. Sin embargo, decidió que lo mejor era ignorar lo que acababa de ver, y buscó alguna salida.
Pero la princesa no encontró la salida, y durante horas caminó y caminó sin encontrar una sola puerta o ventana que pudiera abrir. Así, la princesa pasó toda la noche buscando la salida de la habitación, pero no la encontró. Cuando amaneció, la puerta de la habitación se abrió, y la princesa volvió a la seguridad de su habitación.
Esa noche, después de su extraña experiencia, la princesa tuvo pesadillas terribles. Soñaba con el hombre del espejo, siempre mirándola fijamente, pero sin hablar. La princesa no podía soportar estar sola en el castillo, y pidió que los guerreros estuvieran con ella en todo momento para evitar encontrarse con ese personaje extraño.
Con el paso de los años, la princesa murió sin dejar hijos, y el castillo quedó vacío. Desde ese día, la gente del pueblo decía que el fantasma de la princesa del castillo y el hombre del espejo caminaban juntos por las habitaciones del castillo. Cada vez que se oía un ruido en el castillo, la gente decía que era la princesa y que su espíritu vagaba por el castillo buscando ayuda. La misteriosa leyenda del castillo y su fantasma fue transmitida a través de generaciones, y nadie se atrevía a acercarse al edificio por miedo a encontrarse con el espíritu de la princesa y el hombre del espejo.
Nadie más volvió a alojarse en el castillo. En una de las habitaciones del castillo, poco a poco se fue forjando un nuevo mito sobre la aparición fantasmal de una anciana con una camisa de fuerza. Los aldeanos no entraban allí por miedo a encontrársela.
Así, la leyenda del fantasma del castillo se convirtió en parte del folclore de la ciudad, y los niños solían contar esta historia. Y aunque los guerreros y habitantes del pueblo ya no creían en la leyenda, la pequeña sala de la habitación número cincuenta se volvió a ocupar… sin saber lo que allí la esperaba.