La leyenda del fantasma de la casa flotante. Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso lago en medio del bosque, había una misteriosa casa flotante. Muchos decían que la casa estaba encantada y que un fantasma la habitaba, pero nadie se atrevía a acercarse lo suficiente para descubrirlo.
Los niños de la aldea solían contar historias de cómo el fantasma aparecía en medio de la noche y asustaba a todo aquel que se acercara a la casa. Pero una niña llamada Ana, no creía en las historias del fantasma y estaba decidida a demostrar que todo aquello no era más que un mito.
Un día, mientras paseaba en su bote por el lago, Ana divisó la casa flotante y decidió acercarse a ella. A medida que se acercaba, Ana veía más y más detalles de la casa encantada. La casa era grande y espaciosa, con un hermoso jardín en su cubierta. Una vez que Ana llegó a la casa flotante, amarró su bote y comenzó a explorar.
Mientras caminaba por la cubierta de la casa flotante, Ana escuchaba algunos ruidos extraños. Pero no se dejó asustar, siguió explorando y decidió abrir la puerta de la casa. Una vez dentro, la niña descubrió que la casa estaba decorada con objetos antiguos y maravillosos, como cortinas de encaje, jarrones de porcelana y un antiguo reproductor de vinilo.
De repente, Ana escuchó un ruido detrás de ella. Se giró rápidamente, pero no vio a nadie. Pensó que era solo su imaginación y continuó explorando la casa. Pero entonces, escuchó el ruido de nuevo, esta vez más fuerte. Decidió seguirla fuente del sonido y descubrió una puerta cerrada con llave. Ana no se dejó intimidar y decidió abrir la puerta con una llave que encontró en la casa.
Cuando la puerta se abrió, Ana se quedó sin habla. La habitación estaba llena de libros antiguos y un hermoso piano de cola. Pero lo más sorprendente era el pianista invisible que tocaba una hermosa melodía. La niña se sintió transportada a otro mundo mientras escuchaba la música.
De repente, un viento frío sopló a través de la habitación, las velas comenzaron a titilar y la música se detuvo. Ana se dio la vuelta y vio un fantasma flotando frente a ella. El fantasma estaba vestido con ropa de la época victoriana y tenía un sombrero y un bastón. Era el fantasma de un pianista famoso que había vivido en la casa flotante hace muchos años.
Ana no tuvo miedo, ya que se dio cuenta de que el fantasma no quería hacerle daño. El viejo pianista fantasma estaba feliz de tener un público nuevo y comenzó a tocar una hermosa melodía una vez más.
La niña se quedó escuchando al pianista fantasma durante mucho tiempo, disfrutando de la música y de su compañía. Una vez que la música terminó, el fantasma desapareció. Ana sabía que nunca olvidaría su encuentro con el fantasma de la casa flotante.
De regreso en la orilla del lago, Ana contó su experiencia a sus amigos y a su familia. Para su sorpresa, nadie la creyó y pensaron que simplemente estaba imaginando cosas. Pero Ana sabía la verdad, ella había descubierto la leyenda del fantasma de la casa flotante y había logrado verlo con sus propios ojos.
Desde ese día en adelante, Ana visitó al fantasma de la casa flotante regularmente. Era su amigo y se sentía feliz de poder disfrutar de su música y su compañía.
Y así, la leyenda del fantasma de la casa flotante continuó viva en el pequeño pueblo rodeado de un hermoso lago en medio del bosque, transmitida de generación en generación como una historia de amistad y música.


