La Leoncita y su Comida Favorita

Tiempo de lectura: 4 minutos

La Leoncita y su Comida Favorita
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La Leoncita y su Comida Favorita. Érase una vez en la selva, una leoncita muy especial llamada Leo. Leo se destacaba por ser muy glotona y por ser la leona que más comía en la manada. Sin embargo, aunque Leo amaba la carne, su comida favorita era otra cosa… ¿quieres saber qué era?

La comida favorita de Leo era el maíz. Desde pequeña, su mamá la llevaba a los maizales de la selva para que pudiera comer todo lo que quisiera. Leo sentía una felicidad inexplicable al comer maíz; le encantaba su sabor y textura. Además, siempre se sentía muy satisfecha después de comer una buena cantidad de mazorcas.

Sin embargo, Leo tenía un problema, y es que los demás animales de la selva no respetaban su amor por el maíz. Siempre se burlaban de ella y decían cosas como: «qué leona tan extraña, solo come plantas» o «deberían llamarla Leo, la leona vegetariana». Esto hacía que Leo se sintiera muy triste y a veces incluso pensaba en dejar de comer maíz para ser aceptada.

Un día, cansada de sentirse diferente y discriminada, Leo decidió salir a buscar un lugar donde pudiera comer su comida favorita sin que nadie la juzgara. Caminó por la selva durante horas, y por fin encontró un pequeño maizal en el que se podía ver algunas mazorcas. Leo se emocionó muchísimo al encontrar este lugar y decidió quedarse ahí todo el tiempo que quisiera.

El lugar era perfecto para Leo, podía comer maíz sin que nadie se burlara de ella, y encima, estaba cerca del río, así que también podía beber agua fresca. Por las mañanas, se despertaba con el sonido de las aves y empezaba su día explorando la selva y buscando más maíz. Por las tardes, se recostaba en el maizal y descansaba mientras veía el atardecer.

Un día, mientras buscaba más maíz para su almuerzo, escuchó un ruido extraño. Era un grupo de hienas que se acercaban a su maizal. Leo se puso en alerta y se preparó para proteger su comida. Las hienas eran conocidas por ser muy agresivas y peligrosas, y Leo no quería que arruinaran su lugar secreto.

Las hienas llegaron al maizal y se rieron al ver a Leo comiendo maíz. «Mira a esa leona, qué graciosa se ve comiendo plantas» dijo una de ellas. Pero Leo no se intimidó y les dijo: «este es mi lugar favorito, y no voy a permitir que nadie lo arruine». Las hienas, sorprendidas por la valentía de Leo, decidieron alejarse y dejarla en paz.

A partir de ese día, Leo se sintió mucho más segura de sí misma y de su amor por el maíz. No le importaba lo que dijeran los demás animales de la selva, ella sabía que había encontrado algo que la hacía feliz y que la hacía sentir bien por dentro. Además, cada vez que se sentía triste, volvía a su maizal y allí encontraba la paz que necesitaba.

Con el tiempo, los demás animales empezaron a respetar a Leo por ser fiel a sí misma y por no dejar que las burlas de los demás la afectaran. Al final, Leo se dio cuenta de que no importa lo que opinen los demás, lo más importante es sentirse feliz y cómodo siendo uno mismo.

Así que si alguna vez te sientes diferente o juzgado por los demás, piensa en Leo, la leoncita glotona y feliz que encontró su lugar en la selva, gracias a su amor por el maíz. Tal vez, al igual que ella, puedas encontrar tu lugar favorito y ser tu mismo, sin importar lo que opinen los demás.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Leoncita y su Comida Favorita
¿Te ha gustado «La Leoncita y su Comida Favorita»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir