La Leoncita y el Día de la filosofía. Érase una vez una pequeña leona llamada Leona, quien vivía en la sabana africana con su familia. Leona era curiosa por naturaleza y le encantaba hacer preguntas. Siempre estaba investigando el mundo a su alrededor, lo cual la hacía muy feliz.
Un día, en la escuela de Leona, el maestro anunció que celebrarían el Día de la Filosofía. Todos los animales de la escuela estaban muy entusiasmados con la idea, pero nadie sabía qué era la filosofía.
Leona, como era de esperar, hizo la primera pregunta: «¿Qué es la filosofía, maestro?». El maestro respondió: «La filosofía es buscar la verdad y el conocimiento sobre el mundo en el que vivimos a través de preguntas, argumentos y reflexiones».
Leona se quedó pensando en eso durante un rato. ¿Cómo podría buscar la verdad y el conocimiento a través de preguntas y reflexiones?
La pequeña leona decidió que quería descubrir lo que significaba la filosofía, así que comenzó a hacer preguntas a todo el mundo. Le preguntó a su madre por qué el cielo era azul, al pájaro por qué podía volar y al león más sabio de la sabana por qué todos los animales nacen, crecen y mueren.
Después de muchas preguntas, Leona comenzó a sentir que no estaba obteniendo respuestas satisfactorias, así que decidió buscar más respuestas.
Un día, mientras caminaba por la sabana, se encontró con una tortuga sabia. Le preguntó a la tortuga sobre la filosofía y ella le respondió: «La filosofía no es solo hacer preguntas, sino también buscar respuestas a esas preguntas, incluso si no las encontramos de inmediato».
La tortuga también le dijo a Leona que la filosofía puede ser diferente para cada persona y que lo importante es encontrar una respuesta que resuene con nosotros y nos haga sentir felices.
Leona estaba asombrada con lo que había aprendido sobre la filosofía. Pero, ¿cómo podría aplicarlo a su vida?
La respuesta llegó pronto. Un día, mientras jugaba con sus amigos, se metieron en una discusión sobre quién era el animal más fuerte de la sabana. Los chicos discutían sin llegar a un acuerdo y comenzaron a pelearse. Pero Leona, recordando lo que había aprendido sobre la filosofía, les preguntó: «¿Por qué es importante saber quién es el animal más fuerte de la sabana?».
Todos se detuvieron y pensaron en lo que Leona había preguntado. Después de un rato, se dieron cuenta de que no era importante saber quién era el más fuerte, sino simplemente divertirse y disfrutar de su tiempo juntos.
Desde ese día, Leona se convirtió en la defensora de la filosofía en la sabana. Ayudaba a los animales de su escuela a resolver conflictos y a reflexionar sobre las cosas importantes de la vida.
Como resultado, La Leoncita se convirtió en una de las animales más sabias y respetadas de la sabana. Y, por supuesto, nunca dejó de hacer preguntas y buscar respuestas a través de la filosofía.
La leona aprendió el valor de la filosofía en su vida y cómo este conocimiento la llevó a ser una persona más sabia, justo lo que se esperaba de ella.