La lámpara de Aladino. Érase una vez, en la tierra de la antigua Arabia, había un niño llamado Aladino. Vivía en un pueblo pequeño y polvoriento y pasaba sus días trabajando duro para llegar a fin de mes.
Un día, mientras paseaba, Aladino se topó con una vieja y misteriosa lámpara escondida en una cueva. Curioso, lo recogió y lo frotó, y para su sorpresa, ¡un genio apareció ante él!
El genio, que había estado atrapado dentro de la lámpara durante muchos años, se ofreció a conceder tres deseos a Aladino. Sin dudarlo, Aladino deseó un palacio digno de un rey. En un instante, el genio hizo realidad su deseo y un hermoso palacio apareció ante ellos.
Luego, Aladino deseó riquezas más allá de sus sueños más salvajes. El genio también hizo realidad este deseo y, de repente, Aladino estaba rebosante de oro y joyas.
Finalmente, Aladino deseó la mano de la princesa más hermosa de toda la tierra. El genio concedió este deseo y Aladino y la princesa se casaron en una gran ceremonia en el palacio.
Durante años, Aladino y la princesa vivieron felices para siempre en su magnífico palacio, disfrutando de su riqueza y de la compañía del otro. Y todo gracias a la lámpara mágica y al poderoso genio que vivía dentro de ella.