La isla del cráneo. Érase una vez en un reino lejano, los habitantes de una pequeña aldea vivían aterrorizados por una maldición que había caído sobre ellos. Desde hacía mucho tiempo, el monstruo que habitaba en la Isla del Cráneo había comenzado a salir cada vez más y más frecuente de su hogar en busca de comida, y su objetivo principal era la aldea.
Los aldeanos se reunían en la plaza cada noche, temblorosos y desolados por la idea de ser atacados por el monstruo. Sus cosechas y animales eran arrasados con frecuencia, y muchos empezaban a padecer hambre. Pero aquel día un joven valiente llegó a la aldea para resolver este problema.
Se presentó como un especialista en criaturas mitológicas, un cazador experimentado. Le prometió al líder de la aldea y a los aldeanos que él podía vencer al monstruo. El hombre era un gran cazador, pero el peligro de la Isla del Cráneo era grande y muchos dudaban de que pudiera ser eliminado. Sin embargo, el valiente cazador fue el único que ofreció sus servicios sin esperar una simple recompensa, sino para salvar vidas.
Así que al amanecer del siguiente día, el cazador se dirigió a la Isla del Cráneo, sin armas y sin recurso alguno, solo con su valor. A medida que se acercaba a la isla, la lentitud se transformaba en una carrera frenética, el aire fresco en un asfixiante calor, la valentía y la determinación eran cada vez más necesarias.
El cazador finalmente llegó al centro del volcán en el interior de la Isla del Cráneo, debajo del cual se decía que vivía el monstruo. La escalera debía haber sido una simple ascenso mecánico, pero la mitad de ella estaba rota, manchada de sangre y huesos de los antiguos cazadores que no sobrevivieron. El cazador avanzó sin temor. Lo que sucedió a continuación, nadie lo sabía, pero lo que sí se sabe es que el cazador nunca volvió a salir de la Isla del Cráneo.
Los días que siguieron los habitantes de la aldea se mantuvieron atentos y temerosos, pues no había habido señales de vida, pero de repente un sonido extraño llegó a la aldea. Era una canción que nunca habían escuchado antes, pero que de alguna manera les tranquilizó.
La aldea estaba construida en forma circular alrededor del centro, un pozo profundo que servía para extraer agua del subsuelo. La canción parecía venir de este pozo, así que dos aldeanos valientes bajaron para ver de dónde venía. Descubrieron que era el cazador que cantaba alegremente y contaba su historia. El monstruo de la Isla del Cráneo había desaparecido de la faz de la tierra, había sido derrotado.
Con el regreso del cazador, la aldea pudo volver a la normalidad, celebraron durante días y todos estaban contentos. Fue entonces cuando el cazador les explicó detalladamente lo que había sucedido en la Isla del Cráneo. El monstruo era un tipo de vampiro que se alimentaba tomando la forma de cualquier persona que había sido asesinada mientras era amada por su verdugo.
Parecía que el cazador se daba cuenta de que estaba ante un desafío único, convirtiéndose en su propio verdugo. El vacío emocional tras haber perdido a su esposa y su obsesión por acabar con la criatura era tan grande que se auto-trapó allí dentro. Desfigurado e irreconocible como el propio monstruo, finalmente logró darle la vuelta, usándola como un arma contra sí mismo.
Quedó claro que los habitantes de la aldea se encontraban, sin duda, muy agradecidos con el valiente cazador que les había salvado la vida, pero no podían dejar pasar que había hecho algo horrible para lograrlo. Quien previamente había salvado la aldea se convirtió en una leyenda aterradora, en una historia ominosa contada en la oscuridad de la noche.
En lugar de la gratitud y las celebraciones que una vez florecieron, sus vecinos andan ahora malhumorados e intranquilos. Y como el cazador no regresa a la Isla del Cráneo, la amenaza continúa allí en algún lugar, debajo de la superficie, esperando un nuevo ingenuo para caer en sus garras.
Así pudieron pasar los años sin que esta historia fuera descubierta por alguien más, pero los niños de la aldea la pasaban de generación en generación. Los actos del cazador se transformaron en una elección moral, en una prueba para la valentía y la determinación, pero también en una advertencia sobre cuánto estaba dispuesto a sacrificar un hombre por lo que creía que era correcto.
Pero lo que nadie sabía es que, en el volcán en el interior de la Isla del Cráneo, algo se había despertado. El monstruo había sido derrotado, sí. Pero sus garras aún eran peligrosas y su llegada causaría más problemas. Y así, las primeras sombras de una nueva amenaza comienzan a extenderse hacia la aldea otra vez, hacia la Isla del Cráneo y hacia todo el reino.
La aldea se encuentra nuevamente en peligro, su destino y su futuro se ve oscuro, pero ¿alguien en la aldea estaría dispuesto a hacer frente a esta nueva amenaza? ¿Habrá un héroe disponible para vencer el mal una vez más? Todo el reino debe estar en guardia, y los habitantes de la pequeña aldea deben prepararse para enfrentar una nueva prueba de fuego.