La historia del caballo herido. Érase una vez, en un hermoso bosque encantado, vivía un caballo hermoso y valeroso llamado Valiente. Valiente era un caballo muy especial, amable y amistoso con todos los animales que vivían en el bosque. Siempre estaba dispuesto ayudar a sus amigos, los conejos, los ciervos, los pájaros, las ardillas y muchos más.
Un día, mientras Valiente paseaba por el bosque, encontró a un pequeño conejo llorando en medio del camino. Valiente, acercándose a él, le preguntó:
-«¿Qué te pasa, amiguito Conejo? ¿Por qué lloras?»
El Conejo, con su voz titubeante, respondió:
-«Es que mi hermanita ha enfermado mucho y no hay modo de curarla. Tengo miedo de que se mal ponga aún más.»
Valiente, entristecido por la historia del conejito, decidió colaborar en todo lo necesario para que el Conejo estuviera tranquilo. Así pues, el valiente caballo tomó un gran viaje en su búsqueda y, después de muchas horas, encontró la planta medicinal que curaba la enfermedad de la hermanita coneja. Luego de eso, el caballo regresó al bosque encantado y entregó la planta al Conejito, quien la usó para curar a su hermana.
Desde aquel día, el Conejo y Valiente se volvieron grandes amigos. Como muestra de su agradecimiento y amor, el Conejo le prometió ser su amigo siempre y contarle cualquier situación que lo preocupara, por pequeña que fuera.
Pero no todo era felicidad en el bosque, un día, Valiente fue herido por un cazador que había llegado al bosque. Valiente sintió un intenso dolor en su pata trasera, y se asustó mucho por lo que había ocurrido.
Con gran aprecio, los animales del bosque se acercaron al caballito herido para ayudarlo. Lo cuidaron día y noche, asegurándose de que tuviera suficiente comida y bebida, y protegiéndolo de cualquier peligro que pudiera poner en riesgo su recuperación.
Los amigos del bosque no perdieron las esperanzas y le hablaban a Valiente, tranquilizándolo y diciéndole cuánto lo querían. Le decían lo fuerte y valiente que era, y que no debían preocuparse, porque juntos saldrían adelante.
Pasó el tiempo, y Valiente se fue recuperando lentamente gracias a la ayuda de sus amigos. El caballo herido entendió que tenía la suerte de tener muchos amigos que lo querían y preocupaban por él, y que lo ayudaban en momentos difíciles.
Un día de sol, Valiente comenzó a recuperarse por completo, se sentía feliz y emocionado por la gran ayuda que había recibido en su recuperación. Decidió entonces, que haría algo por los demás para agradecer por todo lo que habían hecho por él.
Valiente se dio cuenta de que en el bosque amigos con heridas y problemas no había falta.
En consecuencia, Valiente decidió dedicarse a la atención de los demás animales del bosque, ofreciéndose como vigilante y protector de los más vulnerables. Así, el caballo recuperado se dedicó a ayudar a todos aquellos animales que lo necesitaran, estuvo pendiente de los pequeños pajaritos que no podían volar porque tenían alas rotas, cuidó de los conejos que estaban enfermos como una vez le sucedió a su amigo, y brindó su mano de ayuda a todo aquel que se lo pedía.
Todos los animales del bosque estaban agradecidos con Valiente por su gran corazón y su valentía en momentos difíciles. El caballo entendió entonces que para ser felices y ser una comunidad fuerte y unida, necesitaban de fomentar la empatía y el amor hacia los demás, porque sólo así podrían tener una mejor calidad de vida y unidos podían lograr cosas maravillosas.
Desde entonces, Valiente se dedicó a ser el mejor amigo de todos, siempre atento a las necesidades de los que lo rodeaban, y agradecido por los momentos maravillosos que había compartido con ellos. Y así, el bosque encantado se convirtió en un refugio para animales y seres mágicos, donde reinaba el amor y la empatía, y Valiente se convirtió en el caballo valiente y protector del bosque.