La Gran Aventura del Ratón Perdido. Érase una vez un ratón llamado Tito, que vivía en una granja rodeada de un hermoso jardín lleno de flores y árboles frutales. Tito era un ratón curioso, siempre explorando y descubriendo cosas nuevas en su hogar.
Un día, mientras Tito estaba recogiendo semillas de girasol, encontró una deliciosa manzana que brillaba como el sol. Sin pensarlo dos veces, Tito decidió llevar la manzana a su casa y compartirla con su familia.
Pero cuando volvió a la cueva, se encontró con una sorpresa: ¡toda su familia había desaparecido! Tito buscó por todas partes, llamando a sus hermanos y hermanas, pero nadie respondía.
Tito estaba muy triste y preocupado. Sabía que algo había pasado y no tenía idea de qué hacer. Así que decidió pedir ayuda a sus amigos de la granja.
Primero, se acercó al conejo Don Ramón. «¡Don Ramón, por favor, ayúdeme!», dijo Tito, «Mi familia ha desaparecido y no sé qué hacer.» Don Ramón, que era un gran amigo de Tito, se ofreció para buscar en toda la granja junto a él.
Juntos, buscaron en el granero, el establo y la huerta, pero no encontraron ninguna señal de la familia de Tito. Frustrado, Tito decidió que tenía que seguir buscando por su cuenta.
Entonces se acercó a la gallina Carlota, que también vivía en la granja. «¡Carlota, Carlota!», gritó Tito, «¿Has visto a mi familia en algún lugar?» Carlota se acercó a Tito y le dijo: «No los he visto, pero conozco a alguien que tal vez pueda ayudarte. El topo Martín sabe todo lo que pasa en la granja, tal vez él pueda ayudarte.»
Tito se sorprendió, ya que nunca había hablado con el topo Martín antes. Pero sabía que necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Así que, siguiendo las indicaciones de Carlota, fue a la zona donde se encontraba Martín.
«¿Hola?», pronunció tímidamente Tito. El topo Martín, que estaba cavando túneles en la tierra, miró hacia arriba y vio a Tito. «¡Hola, pequeño ratón! ¿En qué puedo ayudarte?», preguntó amablemente. Tito le explicó todo lo que había pasado y Martín le prometió ayudarle a encontrar a su familia.
Después de algunas horas de búsqueda, Martín encontró un rastro de huellas en el suelo, que parecían ser de la familia de Tito. «Sígueme», dijo Martín, «te llevaré a donde van esas huellas».
Tito estaba emocionado y, sin pensarlo dos veces, siguió a Martín. Finalmente, llegaron a un agujero en una pared de piedra. «Aquí es donde van las huellas», explicó Martín.
Tito era pequeño, pero valiente. Y sabía que tenía que hacer algo para ayudar a su familia. Así que, con la ayuda de Martín, entró en el agujero oscuro.
Lo que encontraron en el otro lado les dejó boquiabiertos. La familia de Tito estaba allí, encerrada en una jaula pequeña. Y, para empeorar las cosas, allí estaba el gato Toby, el enemigo número uno de los ratones de la granja.
Tito sabía que tenía que actuar rápido, así que corrió hacia la jaula. Toby se dio cuenta del ratón y se acercó a él, pero Tito no se asustó. En lugar de eso, mordió el diente del gato y lo hizo huir hacia la derecha.
Entonces, Tito agarró la llave que estaba en la pared y abrió la cerradura de la jaula. La familia de Tito salió agradecida y juntos buscaron una salida.
Finalmente, encontraron una pequeña ventana en la parte superior de la pared. Con la ayuda de la familia de Tito, trepó por la pared escalando y pudo abrir el cristal. La familia de Tito lo siguió y, finalmente, salieron a la libertad.
A partir de ese día, Tito se convirtió en un héroe en la granja. Él aprendió que no importa lo pequeño que seas, siempre puedes hacer grandes cosas si crees en ti mismo y tienes a tu lado a buenos amigos.
Ahora Tito y su familia volvían a su rutina diaria. Pero con una gran diferencia, sabían que juntos eran más fuertes y que nunca más permitirían que cayeran bajo el ataque de algún enemigo. Desde entonces, el ratón Tito vivió feliz junto a su familia en la granja, siempre dispuesto a servir junto a los mejores aliados que podrían tener.