La fiesta del unicornio arcoíris. Érase una vez un hermoso prado lleno de flores de colores con un arcoíris sobre él. En el centro del prado vivía un unicornio mágico llamado Arcoíris. Arcoíris era un unicornio muy especial ya que tenía la habilidad de cambiar su pelaje de un color a otro tan pronto como se movía. Un día, Arcoíris anunció que había llegado la fiesta del unicornio arcoíris y había invitado a todos los unicornios amigos, tanto del bosque como del prado.
La fiesta del unicornio arcoíris se llevaría a cabo en la próxima luna llena. Todos los unicornios estaban entusiasmados por la fiesta, ya que era la fiesta más grande del año y todos tenían mucho que preparar. Los unicornios de los bosques estarían a cargo de la decoración, mientras que los unicornios del prado serían los encargados de llevar la comida.
Llegó el día de la fiesta y todos los unicornios estaban vestidos con sus mejores atuendos. Había unicornios con pelajes rosados, unicornios con pelajes azules y morados, y algunos incluso tenían pelajes de dos o tres colores diferentes. La música de los cuernos en el aire marcó el comienzo de la fiesta.
Los unicornios comieron tartas de arcoíris, galletas y helado de unicornio. La música y el baile llenaron el aire mientras los unicornios danzaban bajo el arcoíris. Hubo competencias de carreras, saltos, y otros juegos para ganar precios. Todos los unicornios se lo pasaron increíble.
Mientras tanto, a varios kilómetros de distancia, un joven unicornio llamado Tomás estaba observando la fiesta desde la distancia. Tomás era diferente a todos los demás unicornios del bosque, por lo que no había sido invitado a la fiesta. Su pelaje no era de ningún color en particular; era simplemente blanco y no podía cambiar de color como los demás unicornios. Se sentía triste y solo al ver a todos sus amigos divirtiéndose, mientras él estaba solo sentado en la oscuridad.
De repente, un pequeño hada voló hacia Tomás. «¿Por qué estás solo aquí?» preguntó el hada con suavidad. Tomás contó su historia y cómo no había sido invitado a la fiesta. El hada se sorprendió y dijo:» ¡Eso no es justo en absoluto! Nadie debería sentirse excluido en la fiesta del unicornio arcoíris». Tomás se encogió de hombros, pero el