La familia del unicornio. Érase una vez en un bosque encantado, una familia de unicornios vivían felices juntos. Había un padre unicornio, una madre unicornio y su pequeña hija unicornio. Todos los días jugaban y cantaban juntos. La madre unicornio enseñaba a su hija a cuidar y dar amor a todo lo que les rodeaba.
Cada mañana, la familia salía a buscar su desayuno en el bosque. El padre unicornio, con su largo cuerno, cortaba las frutas más dulces y deliciosas que encontraba, la madre unicornio las lavaba en la fuente mientras que la pequeña hija unicornio recolectaba flores que luego comían como postre. Era un momento de felicidad familiar que compartían día tras día.
Un día, mientras buscaban su desayuno, se toparon con un zorro astuto que les invitó a una carrera. El padre unicornio aceptó, confiado en su rapidez. La madre y su hija animaban a su padre, pero pronto se dieron cuenta de que el zorro los estaba engañando para llevarse su comida. La madre unicornio fue la primera en darse cuenta del engaño, e inmediatamente alerto a su esposo. El padre unicornio, muy inteligente, inventó un plan para detener al zorro y recuperar su comida. Los unicornios trabajaron juntos y finalmente el zorro fue derrotado. La familia aprendió una lección muy importante, la importancia de trabajar en equipo.
Los días pasaron, y un nuevo problema se presentó en la familia de unicornios. La hija unicornio había perdido su cuerno, el cual era muy valioso para su familia, ya que lo utilizaban para cortar las frutas y los vegetales. Todos en la familia se preocuparon y decidieron buscar el cuerno perdido. La madre unicornio fue la primera en buscarlo, recorrió el río, el bosque y las montañas, pero no lo encontró. El padre unicornio también intentó buscar, pero fue en vano.
Finalmente, la hija unicornio decidió que iba a buscar su cuerno sola. Fue un camino difícil, pero ella no se rindió. Ella llegó a una cueva oscura y encontró su cuerno atrapado entre las rocas. Ella intentó soltarlo, pero fue en vano. En ese momento, recordó lo que su madre siempre le había enseñado, que no hay nada que no se pueda lograr si usas tu corazón para guiarlo. Entonces, cerró los ojos, respiró profundamente y usó su corazón para ayudar a sacar su cuerno. Finalmente, lo logró. La hija unicornio regresó a casa, feliz de haber logrado encontrar su cuerno y de haber aprendido una lección muy importante, la importancia de no rendirse y usar su corazón.
Un día, la familia de unicornios decidió explorar una parte del bosque que nunca habían visitado antes. Caminando por el bosque, encontraron un arroyo de agua cristalina, y su hija unicornio estaba emocionada por ver la hermosa vista. Pero, de repente, un malvado troll apareció y intentó atacarlos. La madre unicornio protegió a su pequeña hija, mientras el padre unicornio luchaba contra el troll. Fue una batalla intensa y dolorosa, pero los unicornios lograron vencer al troll. La familia estaba muy agradecida de estar juntos y de haber vencido a su enemigo.
Luego de esa batalla, la familia decidió celebrar juntos su victoria. La madre unicornio preparó la cena más deliciosa, mientras que el padre unicornio se encargaba de buscar flores frescas para su hogar. La hija unicornio animaba a sus padres mientras preparaban el ambiente para la cena. Era un momento feliz y agradecido por estar vivos y juntos.
A medida que pasaba el tiempo, la familia de unicornios crecía más fuerte y unida en su amor mutuo. Cada día aprendía una nueva lección de vida y de amor. El padre unicornio enseñaba a su hija a ser valiente en momentos difíciles, la madre unicornio enseñaba a su hija a amar todo lo que nos rodea, y su hija unicornio enseñaba a sus padres la importancia de disfrutar el momento presente.
La familia de unicornios vivió feliz por muchos años más en su hogar en el bosque encantado, nunca olvidando las lecciones de vida que habían aprendido juntos. El amor de su familia los mantenía unidos y los hacía más fuertes, y eso, para ellos, era la mejor recompensa que podían tener.