La Desaparición del Ratón Mágico. Érase una vez, en un bosque encantado, un ratón mágico que vivía en una pequeña cueva bajo una roca gigante. El ratón mágico tenía un don especial: podía conceder deseos a quien lograra atraparlo. Muchas personas habían intentado atraparlo, pero nadie había tenido éxito hasta el momento.
Un día, una pequeña niña llamada Sofía decidió aventurarse en el bosque encantado en busca del ratón mágico. Sofía tenía un deseo muy especial, quería que su abuelita se curara de una enfermedad que la tenía postrada en cama desde hacía mucho tiempo.
Sofía caminó por el bosque durante horas, buscando la cueva del ratón mágico. El sol se ocultó detrás de las montañas y la luna brilló en el cielo. Sofía estaba tan cansada que decidió dormir un poco.
Mientras dormía, se le apareció un hada magicóloga que le dijo que el ratón mágico había desaparecido de su cueva hace unos días y desde entonces nadie lo había visto. La hada también le dijo que el bosque estaba en peligro, ya que el equilibrio entre la naturaleza y la magia se estaba rompiendo.
Sofía decidió que debía encontrar al ratón mágico y ayudar a salvar el bosque encantado. La hada le otorgó un amuleto mágico que le ayudaría a encontrar al ratón mágico y le dijo que debía tener cuidado con un malvado mago que quería controlar el bosque.
Sofía continuó su camino, guiada por el amuleto mágico, y después de un rato llegó a un claro del bosque. En medio del claro había un árbol gigante con una puerta pequeña. El amuleto mágico parpadeó y señaló la puerta del árbol.
Sofía abrió la puerta y entró en el árbol. Había una escalera en espiral que llevaba hacia abajo, Sofía bajó la escalera y llegó a un gran salón subterráneo. En el centro del salón había una fuente con agua que brillaba con luz mágica.
De repente, del techo del salón bajó un malvado mago que tenía una varita mágica. El mago comenzó a reír mientras apuntaba su varita hacia la fuente. Sofía se dio cuenta de que el mago estaba intentando secar la fuente para controlar el agua mágica del bosque.
Sofía sabía que tenía que detener al mago, así que sacó su amuleto y lo apuntó hacia el mago para paralizarlo. El mago quedó inmóvil mientras que Sofía corrió hacia la fuente y la tocó con su mano. La fuente comenzó a brillar más fuerte, Sofía se sentía más fuerte y sintió que tenía el poder de salvar el bosque.
Cuando Sofía se dio la vuelta, se dio cuenta de que el ratón mágico había aparecido en la oscuridad. Era un ratón muy pequeño pero que irradiaba luz de su cuerpo. Sofía sabía que tenía que atraparlo para que concediera su deseo.
A medida que Sofía intentaba atrapar al ratón mágico, el mago que estaba paralizado comenzó a moverse lentamente y se levantó. El mago comenzó a apuntar su varita mágica hacia Sofía, pero el ratón mágico saltó hacia la varita del mago y la deshizo.
El mago se desvaneció y la luz de la varita mágica se transformó en un arco iris. Sofía se dio cuenta de que el ratón mágico había concedido su deseo sin que ella lo atrapara. La niña se sintió muy feliz porque sabía que su abuelita estaría curada.
El ratón mágico explicó que había desaparecido de su cueva para protegerse del mago malvado que había estado intentando controlar el bosque encantado. El ratón mágico había estado trabajando con el hada magicóloga para encontrar una manera de detener al mago y salvar el bosque.
El bosque encantado volvió a la normalidad gracias a Sofía y al ratón mágico. Los animales del bosque salieron de sus escondites y agradecieron a Sofía y al ratón mágico por salvar el equilibrio de la naturaleza y la magia.
Sofía y el ratón mágico decidieron volver a su casa, donde la abuelita de Sofía ya estaba esperando. La abuelita se sorprendió al ver a un ratón hablando, pero se alegró mucho de ver a su nieta sonriendo de nuevo.
Desde aquel día, Sofía y el ratón mágico visitaron el bosque encantado a menudo, y juntos trabajaron para proteger la naturaleza y la magia. Vivieron felices para siempre, recordando siempre la aventura que les unió para siempre.