La casa encantada del fantasma curioso y aventurero. Érase una vez en una pequeña y acogedora ciudad, una casa que se encontraba en la cima de una colina. Esta casa estaba rodeada por un hermoso jardín lleno de flores multicolores y árboles frondosos, lo que la hacía parecer una pintura en un libro de cuentos.
Un día, un fantasma muy curioso y aventurero se encontró con esta hermosa casa. Él había estado errando sin rumbo fijo durante años, cansado de siempre estar en el mismo lugar. Por lo tanto, decidió que esta casa sería su nuevo hogar.
Pero había un pequeño problema: ¡la casa estaba encantada! Esto no detuvo al pequeño fantasma, decidido a hacer de la casa su hogar. Así que comenzó a explorar cada rincón de la casa, ansioso por descubrir todo lo que se escondía detrás de cada puerta.
El fantasma no tuvo que esperar mucho antes de encontrar algo que llamó su atención. Una noche, mientras flotaba por el pasillo de la casa, escuchó un sonido extraño proveniente del sótano. Decidió investigar el misterioso ruido.
Cuando llegó al sótano, encontró una puerta muy vieja y oxidada. Puso una mano incorpórea en el pomo y abrió la puerta chirriante. Para su sorpresa, encontró una habitación llena de libros y objetos antiguos. Pero lo que más le llamó la atención fue un gran baúl en el centro de la habitación que estaba cerrado con una gran cadena.
En su curiosidad, el pequeño fantasma decidió que tenía que ver lo que había dentro del baúl. Por lo tanto, flotó hacia él y comenzó a investigar cómo lo podría abrir. Intentó levantar la tapa, pero era demasiado pesada. Intentó mover la cadena, pero parecía incrustada.
Entonces, notó un pequeño agujero en un lateral del baúl. Decidió asomar su cabeza para ver si podía ver algo. Para su sorpresa, pudo ver una pequeña nota que decía «La llave está detrás de la lámpara en la sala de estar».
El pequeño fantasma se apresuró a la sala de estar y encontró la llave detrás de la lámpara. Corrió de nuevo al sótano y abrió el baúl, y encontró una gran cantidad de oro y joyas brillantes. El corazón del fantasma saltaba de alegría, nunca antes había visto algo tan hermoso.
Después de muchos días explorando cada rincón de esa casa, el pequeño fantasma decidió que era hora de compartir su increíble descubrimiento con el mundo. Invitó a todos los niños y niñas de la ciudad a una gran fiesta en su hogar encantado.
Todos aceptaron la invitación y se presentaron con máscaras, ansiosos por conocer al misterioso anfitrión de la hermosa casa de la colina. Cuando llegaron, se sorprendieron al ver al pequeño fantasma vestido con un sombrero de copa y un traje muy elegante, ¡parecía un verdadero caballero!
Les dio a los invitados una visita guiada por su casa encantada, mostrándoles los tesoros que había encontrado en el baúl. Además, les contó historias sobre su vida como un intrépido fantasma aventurero.
Los niños y niñas de la ciudad se divirtieron mucho en la fiesta, bailaron y cantaron con el pequeño fantasma y disfrutaron de una deliciosa tarta de calabaza en la habitación más grande de la casa. Todos juraron guardar el secreto de la casa encantada y prometieron no contar a nadie sobre el gran tesoro que había dentro del baúl.
Desde ese día en adelante, el pequeño fantasma tenía muchos amigos con los que podía compartir su hogar y aventuras. Cada noche, revoloteaba por la casa contando historias y compartiendo su felicidad con todos los amigos que había encontrado.
Y así, la pequeña casa en la colina se convirtió en uno de los lugares más populares de la ciudad. Nadie sabía con certeza quién era el dueño de la casa encantada, pero todos los niños y niñas sabían que allí había un pequeño fantasma curioso y aventurero, siempre dispuesto a mostrarles su hermosa casa y todos sus secretos.