La búsqueda del unicornio perdido en el desierto

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La búsqueda del unicornio perdido en el desierto
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La búsqueda del unicornio perdido en el desierto. Érase una vez un reino mágico donde los unicornios galopaban libres por las laderas, saltando arroyos y corriendo hacia el sol. Estos animales magníficos eran la joya de la corona del rey, quien se enorgullecía de la belleza y la gracia de cada unicornio, y los protegía con todo su poder.

Sin embargo, un día, una noticia horrible llegó a los oídos del rey. Uno de sus unicornios, el más joven y más hermoso, había desaparecido en el desierto del sur. Nadie sabía cómo había ocurrido esto, pero todos se preocuparon por el destino del pequeño animal.

El rey decidió que buscaría al unicornio perdido, incluso si eso significaba enfrentar grandes riesgos en el vasto desierto. El rey contó con el apoyo de sus súbditos, muchos de los cuales se ofrecieron como voluntarios para buscar al unicornio desaparecido.

Así, una gran expedición partió del lejano castillo del rey. Los caballos estaban acicalados, los suministros se empaquetaron y las espadas se afilaron. El rey y su corte se pusieron en camino hacia el desierto, mientras los mundanos observaban el espectáculo desde lejos.

Cuando llegaron al borde del desierto, el rey y su partido se encontraron con un hombre del desierto curtido por el sol. ‘Hablé con los espíritus del desierto’, dijo el hombre, ‘y me dicen que hay un espejismo que lleva a una oase en el desierto. Esta podría ser la pista que estamos buscando’.

Agradecido por el consejo del hombre, el rey y su séquito montaron sus caballos y se dirigieron hacia la dirección del espejismo. Mientras se acercaban, el rey pudo ver reflejos de agua y palmeras que parecían casi reales. Cuando llegaron lo suficientemente cerca, el rey vio al unicornio desaparecido, bebiendo de las aguas cristalinas.

Al ver al grupo, el unicornio levantó la cabeza y miró curiosamente hacia ellos. Pero antes de que pudieran acercarse lo suficiente para atraparlo, el espejismo se desvaneció repentinamente, revelando que la oase era solo una ilusión ardiente.

El grupo estaba desanimado y desorientado. ¿Cómo podrían encontrar al unicornio perdido cuando el mismo desierto estaba dispuesto a engañarlos y desorientarlos? Sin embargo, el rey no se rindió. ‘No importa cuán difícil sea el camino’, les recordó, ‘no abandonaremos esta búsqueda hasta encontrar a nuestro unicornio, aunque eso signifique caminar por el desierto hasta que seamos polvo’.

Así, el grupo continuó su búsqueda, escudriñando cada rincón del desierto y luchando contra el calor y la sequía. Frente a cada adversidad, el rey y sus seguidores recordaban su juramento de encontrar al unicornio perdido y no vacilaron nunca en su búsqueda.

Eventualmente, encontraron un rastro que parecía conducir a una cueva en una colina cercana. Cuando el rey y sus seguidores se acercaron, escucharon un suave murmullo y el relincho del unicornio perdido.

Pero cuando llegaron a la entrada de la cueva, descubrieron que estaba bloqueada por una enorme roca desprendida. El rey observó con tristeza que la roca parecía imposible de mover. Así, llamó a sus compañeros y les pidió que oraran juntos para que el poder del universo les diera fuerza suficiente para mover la roca.

Y como por un milagro, la piedra que bloqueaba el camino se movió lentamente hacia un lado, revelando la cueva vigilada por el unicornio perdido. Allí, el hermoso unicornio estaba sentado en su lecho de hojas y raíces, aparentemente sano y salvo.

Cuando el rey se acercó, el unicornio se puso en pie y se acercó, humeando con las fosas nasales y rozando la nariz con la mano del rey. El rey suspiró aliviado al ver al unicornio a salvo, y le prometió que nunca permitiría que su amigo se perdiera de nuevo.

Y así, el rey y su grupo regresaron a casa desde el desierto, trayendo consigo el unicornio perdido y su leyenda. Cuando el rey les contó la historia a sus súbditos, estos la celebraron durante días, iluminando el cielo con fuegos artificiales y fogatas, recordando que a pesar de todo, la amistad es más fuerte y más importante que cualquier peligro que puedan encontrar.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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