La amistad del unicornio y el león. Érase una vez en un bosque encantado un unicornio llamado Arcoíris, quien era muy solitario y no tenía muchos amigos, ya que los demás animales del bosque lo veían como un ser muy especial y diferente. Una tarde de primavera, Arcoíris se encontró con un león llamado Simba, quien era muy valiente y, al mismo tiempo, bondadoso. El unicornio y el león empezaron una conversación sobre el bosque, y aunque Arcoíris se encontraba un poco intimidado por la presencia del mamífero, no tardó en darse cuenta de que Simba era un animal muy noble y amigable.
Con el pasar del tiempo, Arcoíris y Simba se convirtieron en los grandes amigos del bosque, y aunque eran muy diferentes, sus personalidades eran muy compatibles. Arcoíris era muy inocente, soñador y tierno, y Simba era fuerte, valiente y protector. Ambos se auxiliaban en todo, y aunque algunas veces tenían sus desacuerdos, siempre lograban resolverlos de manera pacífica, sin que una discusión les arruinara su amistad. El unicornio y el león se convirtieron en amigos inseparables, y todos los animales del bosque admiraban su amistad.
Una tarde, al regresar de su caminata diaria, los amigos se encontraron con una pequeña liebre muy débil y desorientada, quien les pidió su ayuda. Arcoíris y Simba la condujeron a un lugar seguro y se dieron cuenta de que la liebre había perdido a su familia en el bosque, así que decidieron buscarla para reunirla con sus seres queridos. Durante todo el día, caminaron explorando el vasto bosque y, aunque no la encontraron, decidieron quedarse con ella hasta que apareciera su familia. Arcoíris cantaba suaves melodías para calmar a la liebre, mientras Simba se encargaba de proporcionarle agua fresca y alimentos.
La noche cayó en el bosque y la liebre estaba durmiendo pacíficamente, mientras Arcoíris y Simba se mantenían despiertos velando por ella. En un momento, se escuchó un aullido a lo lejos, al que le siguieron unos cuantos más. Simba comprendió que se trataba de una manada de lobos hambrientos, y le pidió a Arcoíris que llevara a la liebre a un lugar seguro, mientras él se encargaba de protegerlos. El unicornio corrió con la liebre y se escondió detrás de un árbol grande, observando desde allí como su amigo luchaba contra los lobos.
Simba fue muy valiente y tuvo la habilidad de pelear contra los lobos, pero estos eran muchos y no podía solo. En ese momento, Arcoíris decidió hacer algo especial por su amigo, y sin pensarlo dos veces, concentró su magia y comenzó a brillar con diferentes colores esperando el momento justo para ayudarlo. Los colores del unicornio empezaron a iluminar el bosque y un torbellino de energía rodeó a Simba, quien sintió una fuerza nueva de energía en su cuerpo que lo impulsó a atacar con más fuerza a los lobos. Todo se volvió muy colorido y el león sintió que su fuerza aumentaba, empezando a dar vueltas y vueltas sobre sí mismo. Arcoíris había unido su magia con la de Simba, lo que les permitió luchar juntos, arropados por diferentes colores en la noche.
Finalmente, el león y el unicornio lograron vencer a los lobos, quienes huyeron asustados. Arcoíris fue a reunirse con su amigo, quien se encontraba cansado y herido, pero estaba feliz de haber triunfado. La liebre, que había observado todo, agradeció a ambos, quienes la habían protegido de manera valiente. Arcoíris y Simba se sintieron muy alegres de haber logrado salvarla, y empezaron a caminar juntos de nuevo, esta vez hacia casa.
Desde aquel día, la amistad entre Arcoíris y Simba se fortaleció aún más y se convirtieron en los protectores del bosque, ayudando a los animales que lo necesitaban. Juntos pasaron grandes aventuras y vivieron muchas experiencias, cada una de ellas marcando su relación de amistad en el bosque y en sus corazones. Nunca se separaban, y la gente del bosque admirada su valentía, su amistad, y su forma de resolver problemas juntos.
Y aunque el tiempo pasara, Arcoíris y Simba siempre se mantuvieron en el bosque, dando lo mejor de sí para salvar a quienes necesitaban ayuda, defendiendo la paz y la amistad como sus estandartes. Ellos no sabían qué depararía el futuro, pero sabían que lo enfrentarían juntos, con su amistad inquebrantable en el corazón del bosque encantado. Fin.