El unicornio y la flor encantada

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El unicornio y la flor encantada
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El unicornio y la flor encantada. Érase una vez en un lejano y mágico reino, un hermoso unicornio blanco como la nieve llamado Diamante. Diamante era el más joven de tres hermanos, pero era también el más astuto y curioso. Él siempre andaba en busca de aventuras y de nuevas formas de sorprender a los demás.

Un día, mientras trotaba por el bosque, Diamante percibió un aroma dulce y agradable que venía del sur. Decidido a explorar aquel delicioso olor, el unicornio empezó a andar en esa dirección. Después de unas horas, la fragancia se volvió tan intensa que Diamante se detuvo en seco. Fue cuando se dio cuenta de que, al final del camino, se encontraba una hermosa flor encantada, que brillaba de forma mágica y desprendía un aroma delicioso.

Embelesado por la hermosa flor, Diamante se acercó a ella y le preguntó en voz baja: «¿De dónde vienes, linda flor, y por qué brilla tanto?» La pequeña flor, que tenía el nombre de Destellos, respondió a Diamante: «Soy una flor muy especial, Diamante. Mi padre es el sol y mi madre es la lluvia. Juntos, me han dado la vida, la luz y la belleza. Pero también hay un hechizo que me protege, lo que hace que siempre brille y emita un perfume embriagador. Pero, ¿quieres saber cuál es el verdadero secreto de mi encanto?»

Diamante, muy afanoso por escuchar la respuesta, se acercó a la dama flor y le preguntó con gran curiosidad: «¡Por supuesto, Destellos! ¿Cuál es tu secreto?» La flor entonces bajó la cabeza y le susurró al oído: «Un unicornio de corazón puro y buena intención debe abrazarme para que mi verdadero encanto salga a la luz». Diamante, que tenía el corazón lleno de amor y nobleza, sonrió y se acercó a la flor para abrazarla con dulzura.

De repente, Destellos empezó a brillar con fuerza y emitió un perfume aún más intenso. Una luz cegadora envolvió a Diamante y, cuando se desvaneció, el unicornio había desaparecido. Pero su presencia no había desaparecido del todo; en su lugar, había quedado un diamante inmenso y brillante, que reflejaba la luz del sol con una fuerza impresionante. Destellos, feliz por haber encontrado al unicornio más puro y amoroso, se sintió agradecida al ver la belleza que había surgido de su abrazo.

Pasó el tiempo, y muchas leyendas se tejieron alrededor de la historia de Destellos el unicornio blanco y el diamante. Se decía que aquel que encontrara la flor encantada y la abrazara con amor y pureza, recibiría un brillo especial que duraría por siempre. Y se contaba también que el diamante, que había sido creado por la fusión entre Destellos y Diamante, sería el objeto mágico más hermoso y valioso del mundo.

Así que, desde entonces, muchos unicornios y valientes aventureros se pusieron en marcha para encontrar la flor encantada, pero solo aquellos que poseían el corazón más puro y la intención más amorosa lograban encontrarla. Y con cada abrazo, la leyenda del diamante se volvía más y más real, y el reino se llenaba de joyas deslumbrantes y resplandecientes.

Y así, la historia de Destellos, el unicornio Diamante, y el hermoso diamante que surgía de su abrazo encantado, se convirtió en una de las más hermosas y mágicas leyendas del reino. Y cada vez que un unicornio o una persona pura y noble encontraba la flor encantada, se sentía agradecido por el regalo de la belleza y la magia que había surgido de ella.

Porque, como dice la leyenda, solo el amor y la pureza pueden crear la belleza más valiosa que existe en el mundo. Y solo aquellos que buscan la pureza en su corazón pueden encontrarla en el mundo que los rodea.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El unicornio y la flor encantada
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