El unicornio y el zorro. Érase una vez un unicornio llamado Luna, cuyas crines eran tan plateadas como la luna y sus ojos brillaban como estrellas en el cielo nocturno. Luna vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores delicadas. A menudo, se sentía sola en su reino, y anhelaba la compañía de alguien en quien pudiera confiar. Un día, mientras vagaba por el bosque, Luna se encontró con un zorro astuto llamado Max. Max tenía una cola peluda y un pelaje rojizo que era su seña de identidad. A pesar de que Luna sabía que los zorros no eran los animales más confiables del bosque, se acercó a Max con una sonrisa amistosa y le habló.
Pronto, Luna y Max se convirtieron en buenos amigos. Luna enseñó a Max cómo ser más amigable y servicial con los demás animales del bosque, y Max enseñó a Luna a ser más astuta y a cuidarse de los peligros que acechaban en el bosque. Juntos, disfrutaban de paseos matutinos y tardes explorando su hogar. Luna se sintió más feliz que nunca antes, y agradeció a Max por su compañía.
Un día, cuando Luna y Max estaban recogiéndose en la tarde, Luna notó que Max estaba inusualmente callado. Le preguntó qué le pasaba, pero Max se negó a decirle. Luna sabía que algo andaba mal, y se involucró en la búsqueda de la verdad.
Después de mucho preguntar, Max finalmente le contó a Luna que había estado robando comida de las despensas de los demás animales para su propia fortuna. Él se sentía culpable por sus acciones, pero no sabía cómo detenerse. Luna, preocupada por su amigo, le dijo que lo ayudaría a enmendar sus errores.
Juntos, Luna y Max devolvieron lo que habían tomado y pidieron perdón a los demás animales. Luna le recordó a Max que nunca era tarde para arrepentirse o hacer las cosas bien, y que siempre podría contar con ella para ayudarlo.
A pesar de este tropiezo, Luna y Max seguían siendo buenos amigos y se apoyaban mutuamente. Luna había encontrado el verdadero significado de la amistad, y Max había aprendido que hacer lo correcto es siempre la mejor opción.
Érase una vez un grupo de unicornios que vivían en una tierra lejana y misteriosa. Uno de los unicornios, llamado Estrella, era conocido por sus brillantes crines y un magnífico cuerno dorado en su frente. Estrella era la líder de su grupo y eran muy respetados por los demás unicornios.
Un día, mientras Estrella recogía agua del río, se encontró con un zorro solitario llamado Benji. Benji tenía un pelaje suave y una cola espesa, pero su falta de amigos lo hacieron parecer triste.
Estrella sintió compasión por Benji y le preguntó si quería unirse a su grupo de unicornios. Benji estaba feliz de aceptar y rápidamente se convirtió en un miembro valioso del grupo.
Pero, a pesar de los mejores deseos de Estrella, los otros unicornios no estaban tan abiertos a la idea de tener a un zorro como miembro del grupo. Se quejaron de que Benji podría ser peligroso y no confiaban en sus verdaderas intenciones. Estrella intentó convencer a los demás unicornios de que el cambio era necesario y que debían darle una oportunidad a Benji.
Pero las cosas se agravaron cuando los problemas comenzaron a aparecer en el grupo. Los alimentos empezaron a desaparecer, y algunos unicornios informaron haber visto a Benji husmeando cerca de la comida. Los demás unicornios, ya molestos con la idea de tener un zorro entre ellos, acusaron a Benji de robar y exigieron que lo expulsaran del grupo.
Estrella se sintió atrapada en el medio. Por un lado, quería mantener la paz y la cohesión del grupo, pero por otro lado, no podía permitir que se acusara injustamente a Benji. Decidió investigar más a fondo y descubrió que los robos eran obra de un zorro diferente que vivía cerca del río.
Estrella convocó una reunión para explicar los hechos y convenció a los demás unicornios de que habían malinterpretado la situación. Benji era inocente y no se merecía la expulsión. Los unicornios se sintieron avergonzados y pidieron disculpas.
Desde ese día, los unicornios dieron la bienvenida a Benji como uno de los suyos. Y Estrella se ganó el respeto de todos por haber dado un buen ejemplo de liderazgo y pacificación entre el grupo. Juntos, todos vivieron felices en su hermosa tierra lejana.
Fin.