El unicornio y el ratón

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El unicornio y el ratón
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El unicornio y el ratón. Érase una vez, en un bosque mágico habitaba un unicornio llamado Simón. Simón era un unicornio muy especial, pues tenía la capacidad de hablar con todos los animales del bosque. Un día, mientras caminaba por el campo, se encontró con un ratón llamado Roberto. Roberto estaba muy triste porque su familia había sido capturada por un gato hambriento. Simón decidió ayudar al pequeño ratón y juntos empezaron la búsqueda de su familia.

Mientras tanto, en el otro lado del bosque, una bandada de aves había construido su nido en un árbol cercano a una cueva. En esa cueva habitaba un dragón egoísta llamado Hugo. Hugo odiaba el ruido y el bullicio que las aves hacían cada vez que salían a buscar comida. Una tarde, Hugo decidió que sería mejor poner fin a todo el ruido y decidió ir en busca del nido de las aves.

Justo en ese momento, Simón y Roberto llegaron al árbol donde estaban las aves. Les preguntaron sobre el paradero de la familia de Roberto y las aves respondieron que las habían visto cerca de la cueva de Hugo. Simón sabía que era peligroso acercarse a la cueva del dragón, pero no iba a permitir que algo malo les pasara a sus nuevos amigos.

Así que juntos emprendieron su camino hacia la cueva. Cuando llegaron, Hugo estaba justo frente a ellos, pero Simón no se dejó intimidar. «Hola, Hugo», dijo Simón. «¿Qué estás haciendo aquí?». Hugo respondió airadamente: «Estoy harto del ruido que hacen esas aves. ¡No puedo soportarlo más!».

Simón contestó con gentileza: «Entiendo que el ruido puede ser molesto, pero no tienes derecho a lastimar a nadie. Además, ¿no has considerado que ellos tienen tanto derecho a estar aquí como tú?». Hugo estaba confundido, nunca nadie le había hablado de esta manera.

Mientras tanto, Roberto encontró a su familia atrapada en una jaula en la parte trasera de la cueva. Roberto saltó dentro de la jaula para liberar a su familia, pero se dio cuenta de que la jaula estaba cerrada con llave. Entonces, Simón decidió hacer algo para ayudar.

Se acercó a Hugo otra vez y le dijo: «Hugo, ¿no puedes ver que esas aves tienen una familia también? Tal vez deberíamos trabajar juntos para encontrar una solución que beneficie a todos». Hugo estaba perplejo, nunca había considerado que una solución pacífica fuera una opción.

Finalmente, Simón logró convencer a Hugo para llevarlos a Roberto y a su familia. Allí, Hugo abrió la jaula y ayudó a los ratones para que pudieran escapar. Roberto y su familia estaban muy agradecidos con Simón y Hugo por haberlos salvado.

Después de esta experiencia, Hugo aprendió la importancia de ser amable con los demás y de buscar soluciones pacíficas. Simón aprendió que nunca debía subestimar el poder de la amistad y del diálogo para alcanzar la paz y la felicidad en el bosque mágico.

Desde ese día en adelante, Hugo, Simón, las aves y los ratones convivieron en armonía. Cada uno con su propia personalidad y manera de ver las cosas, aprendieron que trabajar juntos era mucho más divertido y significativo que trabajar solos.

Y así, el bosque mágico se convirtió en un lugar feliz y pacífico donde todos los animales vivían juntos en paz y armonía. Con la ayuda del unicornio y el ratón, el dragón aprendió su lección y se convirtió en un gran aliado y amigo de todos los habitantes del bosque. La amistad, la confianza y la empatía cambiaron el destino de todos en ese bosque mágico para siempre.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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