El unicornio y el elefante bailarín

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El unicornio y el elefante bailarín
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El unicornio y el elefante bailarín. Érase una vez, en un lejano bosque, un hermoso unicornio blanco que adoraba cantar y bailar bajo la luz de la luna. Todas las noches, el unicornio se dirigía al centro del bosque y allí, bajo la atenta mirada de las estrellas, bailaba con gracia y elegancia al compás de sus suaves melodías.

Un día, mientras el unicornio ensayaba una nueva canción, escuchó un sonido extraño en el bosque. Se giró y vio a un elefante rosa que se acercaba tambaleándose, completamente desorientado. El unicornio se acercó a él para ayudarlo y le preguntó:

– ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

– No sé cómo llegué aquí, mi memoria está algo borrosa -respondió el elefante- pero me gusta lo que veo. Me encanta cómo bailas, ¿puedo unirme a ti?

El unicornio sonrió y dijo:

– Claro que sí. ¡Será genial tener un amigo con quien bailar!

El elefante se unió al unicornio, y juntos movieron sus cuerpos con gracia al compás de la música. Bailaron durante horas y el elefante demostró tener un gran talento para la danza, moviendo sus grandes patas con sorprendente agilidad.

Desde ese día, el unicornio y el elefante se convirtieron en los mejores amigos. Cada noche, se reunían en el bosque y bailaban sin parar, mientras los animales del bosque los miraban con admiración. Sin embargo, pronto descubrieron que no todos los habitantes del bosque estaban contentos con su amistad.

Una noche, mientras bailaban, un grupo de lobos se acercó a ellos con miradas hostiles.

– ¿Qué están haciendo aquí? -gruñó el líder de los lobos-. Este es nuestro territorio, y no nos gusta ver a criaturas de diferentes especies mezclándose.

– No estamos haciendo daño a nadie- respondió el unicornio -Simplemente estamos bailando juntos.

– No nos importa, no queremos ver a un elefante rosa bailando con un unicornio blanco en nuestro territorio- dijo el lobo con un tono amenazante.

El unicornio y el elefante se miraron con tristeza. No entendían por qué su amistad era un problema para los lobos. Pero no iban a dejar que los lobos arruinaran su noche de baile. Juntos, aumentaron el ritmo de la música, y empezaron a moverse más rápido y con más energía. De repente, los lobos se quedaron paralizados, impresionados por la habilidad de los dos amigos.

– Wow, no sabía que un elefante pudiera moverse como eso -dijo uno de los lobos.

– Eso fue impresionante- añadió otro-. Nunca había visto a un unicornio bailar así.

El líder de los lobos se acercó a ellos, y dijo:

– Está bien, huh, quizás juzgamos mal. Pero asegúrense de no hacer mucho ruido, no queremos que nos despierten cada noche con su baile.

El unicornio y el elefante asintieron, agradecidos de que los lobos hubieran aceptado su amistad. Desde entonces, los dos amigos bailaron cada noche, y la fama de su danza se extendió por el bosque. Incluso otros animales se unieron a sus fiestas de baile, y el bosque se convirtió en un lugar lleno de música y alegría.

Un día, mientras bailaban, el elefante se rió con fuerza y dijo:

– Sabes, amigo mío, nunca habría imaginado que bailaría como lo estamos haciendo. Nunca pensé que una criatura tan grande como yo pudiera moverme así.

El unicornio sonrió y dijo:

– Exactamente lo que estaba pensando. Nadie debería juzgar a otro por su apariencia o su habilidad. Todos somos diferentes, pero eso es lo que hace que la vida sea más interesante. Y si nos tomamos el tiempo para conocernos unos a otros, descubriremos cuánto más tenemos en común de lo que pensamos.

El elefante asintió en silencio, contemplando las palabras del unicornio. Y entonces, juntos, bailaron los últimos acordes de la noche, sintiendo la energía y alegría que la música les brindaba.

Desde ese día en adelante, el unicornio y el elefante siguieron bailando y creando música juntos, derribando barreras y demostrando que la amistad no conoce límites. Y aunque el bosque albergaba muchas criaturas diferentes, todos aprendieron a amarse y respetarse mutuamente gracias a la música y la danza.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El unicornio y el elefante bailarín
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