El unicornio y el castor ingenioso

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El unicornio y el castor ingenioso
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El unicornio y el castor ingenioso. Érase una vez en un mágico bosque, donde la luz del sol se filtraba entre las copas de los árboles y la hierbaista fresca y suave. Allí, vivía un hermoso unicornio blanco como la nieve, con un cuerno de oro incrustado en su frente. El unicornio era el guardián del bosque, velaba por la seguridad de todos los animales y plantas que lo habitaban.

Un día, el unicornio vio a un pequeño castor trabajando duro en la orilla del río. El castor estaba cortando ramas y construyendo una presa para mantener el agua en su lugar. El unicornio se acercó al castor y le preguntó qué estaba haciendo.

El castor respondió con entusiasmo: «Estoy construyendo una presa para mantener el agua en su lugar, así puedo tener un lugar seguro para vivir». El unicornio quedó impresionado, nunca había visto a un castor tan ingenioso y trabajador.

Así, el castor y el unicornio se hicieron buenos amigos. Durante muchos días, trabajaron juntos, el castor construyendo su presa y el unicornio ayudándolo a llevar materiales y a protegerlo de los peligros que encontraban en el bosque.

Un día, mientras trabajaban en la presa, de repente se escuchó un fuerte rugido. El unicornio miró a su alrededor y vio un enorme oso que se acercaba a ellos a toda velocidad. El castor, asustado, corrió hacia su madriguera para refugiarse.

Pero el unicornio sabía que el castor no estaría a salvo en su madriguera, y que la presa estaba a punto de desmoronarse, así que decidió protegerlos a ambos. Corrió velozmente hacia el oso y se encontraron en un choque descomunal. El oso estaba furioso y atacaba con fuerza, pero el unicornio era ágil y esquivo, y logró esquivar los golpes.

Finalmente, el unicornio vio una oportunidad y con su cuerno dorado, golpeó al oso en la cabeza, derribándolo en el suelo. El oso, aturdido, se levantó y huyó del bosque.

El unicornio corrió hacia la madriguera del castor para asegurarse de que estaba a salvo. Allí, encontró al castor temblando de miedo en una esquina. El unicornio lo acarició con suavidad y le dijo que todo estaba bien, que él estaba allí para protegerlo.

Fue entonces cuando el castor se dio cuenta de lo importante que era tener un amigo tan fuerte y valiente como el unicornio. Y de su ingenio, ya que él fue quien ideó la idea de la presa y ayudó al unicornio cuando este tuvo que luchar contra el oso.

Desde entonces, el castor y el unicornio se convirtieron en grandes amigos y trabajaron juntos para hacer del bosque un lugar más seguro para todos. La presa del castor mantuvo el agua en su lugar, evitando inundaciones, y el unicornio se encargó de proteger a los habitantes del bosque de cualquier peligro que pudieran encontrar.

Y así, en ese mágico bosque, dos criaturas muy diferentes pero ingeniosas, demostraron que la amistad y la cooperación son la clave para superar cualquier obstáculo.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El unicornio y el castor ingenioso
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