El Ratón Ladrón de Quesos. Érase una vez en el bosque, donde vivía un pequeño ratón llamado Remi, que tenía un gran don para el robo de quesos. Remi era un experto en entrar en las casas de los seres humanos y robar los quesos más deliciosos que pudiera encontrar. Era conocido por todos como El Ratón Ladrón de Quesos.
A pesar de que era un experto en el robo de quesos, Remi sentía que su vida estaba incompleta. A menudo se encontraba solo en su pequeña cueva, con un ratón como única compañía. Remi echaba de menos tener amigos con quienes compartir sus aventuras y sus quesos robados. Un día, decidió salir en busca de nuevas aventuras y amigos.
Remi se aventuró fuera del bosque en busca de nuevos lugares para robar quesos. Después de mucho caminar, llegó a un pequeño pueblo. Mientras caminaba por el pueblo, Remi vio una tienda de quesos y no pudo resistirse. Hizo un agujero en la pared y entró sigilosamente en la tienda.
Los ojos de Remi se abrieron como platos al ver la variedad de quesos disponibles en la tienda. Había quesos de toda clase: quesos blandos, quesos duros, quesos ahumados, quesos con hierbas y especias. Remi estaba encantado. Pero entonces, escuchó unos pasos que se acercaban y se asustó. Corrió hacia la puerta, pero se encontró con que alguien la había cerrado.
– ¡Socorro!, gritó Remi – ¡No puedo salir!
En ese momento, apareció el dueño de la tienda, un hombre mayor y amable. Al ver al ratón, le dijo:
– Oh, veo que has venido por un poco de queso. No te preocupes, no te haré daño. ¿Qué te parece si te damos un poco de queso a cambio de un favor?
A Remi le pareció justo y aceptó la propuesta del dueño. El hombre le dijo que había unos ratones malvados que estaban robando queso de su tienda todas las noches. Le pidió a Remi que encontrara a los ratones ladrones y le prometió a cambio, una gran cantidad de queso.
Remi aceptó la misión. Sintió que era una gran oportunidad para dejar de ser solitario y hacer nuevos amigos. Durante la noche, se escondió en la tienda y finalmente logró observar cómo los ratones malvados entraban a robar. Pero para su sorpresa, lo hacían porque eran muy pobres y no tenían suficiente comida. Remi los escuchó hablar y se dio cuenta de que no eran malvados, solo necesitaban ayuda.
Remi decidió ayudarles y les ofreció su ayuda para buscar comida para todos. Juntos, entraron en los campos cercanos para buscar alimentos. Recogieron frutas y nueces, entre otras cosas, y los llevaron de regreso a la tienda. Remi se disculpó por haberlos acusado de ladrones, y les ofreció compartir sus quesos robados. Los demás ratones aceptaron y todos comieron juntos pacíficamente.
Al enterarse de la historia, el dueño de la tienda se sintió triste de haberlos acusado de ladrones. Admitió que había sido demasiado rápido para juzgar y se disculpó con todos ellos. Remi y los demás ratones aprendieron una valiosa lección de amistad y perdón. A partir de ese día, visitaban regularmente la tienda de quesos para tomar el té y disfrutar de buena compañía.
Desde ese momento, El Ratón Ladrón de Quesos se convirtió en El Ratón Amigo de Quesos. Remi entendió que no era necesario robar para obtener lo que quería. Con la amistad y la ayuda de otros ratones, Remi pudo compartir su amor por el queso y aprender a ser un ratón más bondadoso.
Y así, Remi y sus nuevos amigos continuaban aventurándose en busca de nuevos alimentos y explorando el bosque juntos. Nunca olvidarían la lección que habían aprendido en la tienda de quesos, y siempre recordarían la importancia de la amistad y la empatía.