El Príncipe y la Fuente de la Eterna Juventud. Érase una vez, en un reino muy lejano, un príncipe llamado Diego. Era un príncipe muy ambicioso y siempre buscaba aventuras emocionantes.
Un día, mientras caminaba en el bosque, se encontró con una anciana que le dijo: «Si quieres encontrar la fuente de la eterna juventud, debes ir más allá de las montañas azules y pasar el bosque encantado». El príncipe estaba asombrado, ¿un lugar donde siempre estaría joven? ¡Tenía que encontrarlo!
Así que, sin pensar dos veces, el príncipe emprendió su viaje. Caminó por el bosque encantado, donde los árboles parecían tener vida propia. Siguió adelante y llegó a una bifurcación donde encontró una jirafa parada en el camino. «¿Podrías decirme qué camino tomar para llegar a la fuente de la eterna juventud?», preguntó el príncipe. La jirafa le dio una respuesta muy curiosa: «El camino correcto es el equivocado, y el equivocado es el camino correcto».
El príncipe, confundido, decidió tomar el camino de la izquierda, el que pensaba que era el equivocado. El camino parecía más difícil, lleno de arbustos y rocas gigantes, pero de repente se dio cuenta de que estaba llegando a una hermosa cascada. Allí, encontró una hermosa flor, la cual tenía el nombre de la Clematide Negra, y decía que era muy poderosa y capaz de guiarlo hacia la fuente de la eterna juventud. Así, el príncipe continuó su viaje, siguiendo los pasos de la flor hacia la falda de una montaña.
Cuando llegó a la montaña, vio que el camino se dividía en dos, y esta vez decidió seguir el camino de la derecha. Llegó a una cueva oscura donde encontró un espejo mágico, el cual podría mostrarle el camino hacia la fuente. Miró en el espejo y vio algo maravilloso: un arco iris que comenzaba justo desde la cueva y llegaba hasta lo más alto de la montaña. «Debo seguir el camino del arco iris», pensó el príncipe.
El camino del arco iris era muy empinado y resbaladizo, por lo que se detuvo en una pequeña cueva para descansar. Allí, encontró a un pequeño ratón que lo invitó a su casa para tomar un poco de té y recuperar energías. Después de descansar, el ratón mostró al príncipe una base secreta para exploradores, y le dio un mapa que lo llevaría justo hacia la fuente. Ahora, el príncipe tenía todas las herramientas necesarias para cruzar la última parte del camino.
Caminando a través de la nieve y el hielo, finalmente llegó a una región congelada donde vio una fuente mágica. Al acercarse, escuchó una canción que lo llenó de alegría y emoción: «Beber de esta agua te dará vida eterna, pero recuerda que siempre habrá un precio que pagar».
El príncipe pensó en todas las cosas que haría con la eterna juventud. Podría ser un rey por siempre, tener hijos por siempre, y nunca morir. Así que, decidió probar la fuente. Se arrodilló, tomó un sorbo del agua y sintió una ola de energía vibrante recorrer todo su cuerpo. Su corazón latía más fuerte que nunca, y los rayos del sol parecían danzar en su piel. Pero, de repente, algo sucedió…
Su piel comenzó a arrugarse, y su cabello se volvió blanco. Su cuerpo se encogió, y su visión se empañó. Se había vuelto tan viejo como un anciano. Pero, entonces, entendió el verdadero significado de lo que la canción le había dicho. Lloró, lamentando su elección, y entendió que el precio de la eterna juventud era un mortal recordatorio de su mortalidad.
El príncipe decidió que quería ser el príncipe joven, fuerte y hermoso que era antes. Mirando el mapa que tenía el ratón, decidió tomar la ruta de regreso. En su camino, se topó con todos los seres a los que había conocido durante su viaje, la jirafa, la flor, el espejo y el ratón. Todos le dieron su ayuda desinteresada, y se alegraron de verlo de nuevo. Cuando finalmente llegó a casa, el príncipe decidió que nunca más buscaría la eterna juventud, porque envejecer era simplemente una parte natural de la vida. Decidió disfrutar cada momento por lo que era, viviendo el ahora.
Y así, la gente lo adoró como el mejor gobernante que su reino había tenido y, aunque envejeció y murió como todos los demás, su recuerdo y su obra siempre fueron recordados. Desde entonces, la fuente de la eterna juventud se convirtió en una leyenda, siendo el recuerdo de un viaje emocionante pero irrepetible.