El Príncipe y el Laberinto de la Verdad

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El Príncipe y el Laberinto de la Verdad
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El Príncipe y el Laberinto de la Verdad. Érase una vez un príncipe llamado Antonio que vivía en un hermoso castillo rodeado por un jardín impresionante. El príncipe disfrutaba de la vida que llevaba, pero siempre había sentido que algo faltaba en su vida. Un día, mientras caminaba por los jardines, escuchó una voz misteriosa que le dijo:

-Príncipe Antonio, hay un laberinto que guarda la verdad más profunda. Sólo aquellos que tengan un corazón valiente podrán encontrarla.

Sin pensarlo dos veces, el príncipe decidió emprender la búsqueda de la verdad. Pero al llegar al laberinto se dio cuenta de que era extremadamente difícil e intrincado. A medida que avanzaba, se encontraba con más y más caminos y senderos que lo confundían y lo desorientaban.

De repente, encontró a un anciano en el medio del laberinto, quién le dijo:

-Príncipe Antonio, si quiere encontrar la verdad, debe hacer lo siguiente: siga siempre el camino que le indique su corazón, no el de su cabeza.

El príncipe siguió el consejo del anciano y, en poco tiempo, llegó al corazón del laberinto, donde encontró una puerta de madera. Al abrirla, fue recibido por una brillante luz que lo cegó momentáneamente. Al recuperarse, vio que había llegado a un hermoso jardín lleno de flores y árboles. En medio de este jardín, una figura misteriosa le llamaba desde lejos.

El príncipe se acercó a ella y se dio cuenta de que era una mujer hermosa y sabia que irradiaba una presencia especial. La mujer le preguntó qué era lo que buscaba y él le contestó que estaba buscando la verdad, que había seguido el camino que le dictaba su corazón hasta llegar allí.

La feminidad entonces le dijo que para encontrar la verdad, debía hacer tres pruebas: la primera consistía en buscar y encontrar una llave que habría perdido en el jardín; la segunda consistía en no decir una mentira, aun si esto perturbara su vida; y la tercera debía enfrentar sus peores miedos.

El príncipe, emocionado por las pruebas que había de enfrentar, se dispuso a resolver la primera prueba. Al buscar la llave, tuvo que prestar atención a los pequeños detalles y aprendió a observar el jardín con más atención y cuidado. Después de horas de búsqueda, finalmente encontró la llave escondida en un camino espinoso.

La segunda prueba del príncipe resultó ser la más difícil. A lo largo de su vida, había dicho muchas mentiras y pequeñas falsedades, pero ahora tenía que enfrentar su miedo de decirse la verdad a sí mismo y a los demás. También tuvo que entender que la verdad, aunque dolorosa a veces, era siempre la mejor opción.

Después de terminar la segunda prueba, se enfrentó a su tercera y última prueba. Ésta consistía en enfrentar sus peores miedos y descubrir que era capaz de superarlos. Después de superar estos miedos, la mujer lo felicitó y, finalmente, le reveló la verdad más profunda del universo:

-La verdad es simple pero poderosa, «El amor todo lo puede – dijo la mujer – el amor es la llave que nos brinda la libertad para volar y alcanzar los sueños que desean nuestro corazón».

El Príncipe Antonio finalmente entendió que la verdad más importante era el amor. Que el amor es lo que nos hace libres y nos da poder, que el amor está en todas las cosas maravillosas de la vida. Él regresó a su reino con su nueva sabiduría y compartió la verdad más grande con su gente.

Desde aquel día, el príncipe Antonio vivió una vida llena de amor, sin mentiras ni miedos, y se convirtió en un verdadero líder para su pueblo, compartiendo con ellos la gran sabiduría para vivir en amor. Y la mujer misteriosa en el centro del jardín, nunca fue vista de nuevo, pero su sabiduría y amor quedaron para siempre en las mentes y corazones de todos los que la escucharon.

Así, el Príncipe Antonio llegó a ser conocido como el príncipe del amor y la verdad, y su reino era de los más felices en todas las tierras conocidas. Y el laberinto que llevaba a la verdad fue renombrado como El Laberinto del Amor, donde todos los valientes y verdaderos de corazón podían encontrar jardines llenos de amor, vida y felicidad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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