El Príncipe y el Castillo de los Deseos

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El Príncipe y el Castillo de los Deseos
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El Príncipe y el Castillo de los Deseos. Érase una vez un príncipe llamado Sebastián que vivía en un hermoso reino rodeado de montañas y arboledas. Un día, mientras cabalgaba por el bosque, se topó con un anciano que le habló de un mágico castillo donde se podía pedir cualquier deseo y este se hacía realidad. El anciano le señaló un sendero que llevaba al castillo y le advirtió de que debía tener cuidado con las pruebas que tendría que superar para llegar hasta allí.

El príncipe Sebastián, emocionado por descubrir ese lugar, tomó el sendero y se adentró cada vez más en el bosque. Pronto, el camino comenzó a oscurecerse y a llenarse de niebla, lo que hizo que se perdiera en numerosas ocasiones y que tuviera que sortear peligrosos obstáculos. Pero Sebastián era un valiente príncipe y logró superar todas las pruebas que se le presentaban.

Después de un largo trayecto, llegó ante el majestuoso castillo de los deseos, con sus altas torres, sus frondosos jardines y sus anchas murallas. En la puerta del castillo, un portero le recibió y le dijo que para poder cumplir su deseo debía demostrar su valía como príncipe.

El primer desafío le obligó a realizar una carrera para salvar a un pequeño animalito que se encontraba en peligro. Sebastián corrió con todas sus fuerzas y rescató al animal. El siguiente obstáculo consistió en encontrar un cofre que estaba escondido en el jardín del castillo, para eso Sebastián usó su astucia para localizarlo. En el tercer desafío debía demostrar su habilidad en un baile. Para ello, la hija del rey del castillo lo tomó de la mano y junto a ella, bailaron al son de la música. Sebastián, agradecido, le preguntó a la princesa cuál era su deseo.

La princesa le confió que ella deseaba tener más amigos que la visitaran en el castillo y compartieran con ella su tiempo. El príncipe le prometió cumplir ese deseo y la princesa le entregó una llave para abrir la puerta de la torre más alta del castillo.

Cuando el príncipe abrió la puerta de la torre, se encontró con una sala llena de estrellas que brillaban con gran intensidad. Entonces recordó su propio deseo: «quiero hacer feliz a mi reino». Entonces Sebastián pidió un deseo importante que ayudaría a su gente. De repente, las estrellas se convirtieron en centenares de monedas de oro y piedras preciosas, que él repartió entre los más necesitados de su reino.

La noticia de una lluvia de riquezas se propagó rápidamente por todo el reino, y la gente corría emocionada para recogerla. El príncipe sonreía feliz, con la certeza de que había cumplido su deseo, no sólo para sí mismo sino también para su reino.

Desde entonces, la princesa encontró muchos amigos que la visitaron y se divirtieron en su compañía. El príncipe y la princesa se reunieron en varias ocasiones para charlar y compartir historias sobre sus aventuras. Además, el príncipe Sebastián fue recordado en todo el reino como el héroe que trajo la riqueza y la alegría a su pueblo gracias al Castill de los Deseos.

Finalmente, después de varios años, el príncipe regresó a su castillo, donde fue venerado como un gran líder y un gran consejero y siempre recordó con gran emocion aquel Castillo de los Deseos que le ayudó a lograr su objetivo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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