El Príncipe y el Castillo de la Nieve. Érase una vez en un reino muy lejano, un joven príncipe llamado Diego. Era un príncipe muy especial, ya que siempre estaba buscando nuevas aventuras y se preocupaba mucho por su pueblo. Un día, decidió aventurarse en las montañas cercanas al reino, pero no sabía que lo que encontraría allí cambiaría su vida para siempre.
Cuando Diego llegó a las montañas, descubrió un castillo de hielo enorme y majestuoso. Era tan hermoso que se quedó sin palabras. El príncipe no podía entender cómo había sido construido algo tan extraordinario en medio de las montañas. Decidió investigar y subió con su caballo hasta llegar al castillo.
Cuando entró al castillo de hielo, se encontró con la dueña del castillo, la Reina de las Nieves. Era una reina mágica que había vivido allí por muchos años. Al ver al príncipe, la Reina de las Nieves se sorprendió ya que era muy raro que alguien llegara tan lejos. Diego se presentó y le dijo que había venido por curiosidad.
La Reina de las Nieves le explicó que ella había construido el castillo de hielo con sus poderes mágicos. Diego estaba fascinado con todo lo que veía y le preguntó a la Reina de las Nieves si ella le podía mostrar cómo construyó el castillo. Al principio, la reina se negó, ya que nunca había permitido que alguien le enseñara, pero después de mucho pensarlo, decidió aceptar y empezó a enseñarle al príncipe sus secretos.
Durante los días que estuvo en el castillo, Diego aprendió muchas cosas nuevas. La Reina de las Nieves le mostró cómo controlar el hielo y crear formas con él. El príncipe aprendió a esculpir y crear estructuras con hielo, algo que había visto por primera vez. Los dos pasaron muchas horas juntos y se convirtieron en buenos amigos.
Un día, la Reina de las Nieves le preguntó al príncipe si quería volver al reino. Diego, quien antes quería quedarse para siempre en el castillo, decidió regresar al reino y compartir todas las cosas que había aprendido. Al despedirse, la reina le dijo que «el hielo es muy poderoso, pero también peligroso. Debe ser usado con sabiduría.
Después de su regreso, el príncipe estableció talleres de hielo en su reino para enseñar a su pueblo cómo esculpir el hielo y cómo utilizar esta herramienta única para construir estructuras maravillosas. Los habitantes del reino quedaron maravillados con todo lo nuevo que estaban aprendiendo y con las estructuras de hielo que empezaron a construir.
La Reina de las Nieves había dejado una chispa de magia dentro del corazón del príncipe. Con ella, el príncipe continuó esculpiendo y construyendo con hielo. Pero también cuidó el hielo con respeto, pues sabía que podía ser peligroso.
Gracias a los talleres de hielo, los habitantes del reino se convirtieron en expertos en esculturas de hielo y construcciones únicas. Diego había cumplido su objetivo de compartir todo lo que había aprendido en el castillo de hielo.
Finalmente, cuando el príncipe murió, la Reina de las Nieves regresó al reino para despedirse. Aunque muchos años habían pasado, se sorprendió al ver que los habitantes del reino seguían haciendo y esculpiendo con hielo maravillosas estructuras. Sabía que la chispa de magia que había encendido había llegado más allá de lo que se imaginaba o esperaba. La Reina de las Nieves se sintió feliz por haber dejado una huella en el corazón del príncipe que, a su vez, la había llevado a todo su reino.